¡Cese la masacre!

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Por Luis Morales Blanco | 5 noviembre, 2023 |
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Toda mujer y hombre de paz anhelan que se haga realidad la imagen circulada en la telaraña informática, un chico palestino y otro israelí al compartir juegos y sueños.

¡Difícil! Sus mayores se encuentran enfrascados en un conflicto, al parecer insoluble; repasemos, pues, la historia a grandes saltos y veremos qué luz arroja.

Ante la inminente retirada británica, en 1947, la ONU propuso formalmente la partición del territorio de Palestina y la creación de dos estados, uno árabe  y otro judío.

Ahí viene el primer acto de fuerza israelí: el 14 de mayo de 1948, David Ben-Gurión, su primer ministro original, unilateralmente, declara la independencia del nuevo estado de Israel y deja “en eso” a los palestinos.

Se produce una gran oposición internacional, por un lado y apoyo por el otro, pues ese territorio “sería” un refugio seguro para las numerosas víctimas de la persecución nazi a los judíos en Europa.

El nuevo estado fue atacado por varias naciones árabes que se sintieron engañadas, robadas.

En 1967, se produce la “Guerra de los Seis Días” entre Israel, Egipto, Jordania y Siria; terminó con la victoria del primero, que destruyó completamente la Fuerza Aérea Egipcia. Duro revés para el mundo árabe.

Como botín, Israel agarró la península del Sinaí, la franja de Gaza, Judea y los Altos del Golán. El precio de vidas fue altísimo para los árabes y más discreto para los israelíes.

Pero el país hebreo, tradicionalmente, se estornuda en los reclamos de la ONU. La victoria de Israel en 1967 inició el elemento esencial del problema israelo–palestino hasta estos días: la situación de los territorios ocupados de Gaza, Cisjordania y la parte árabe de Jerusalén, es crítica, por la escalada bélica incesante.

Actualmente, la cifra de muertos en la Franja de Gaza por los bombardeos de Israel contra ese enclave aumentó, hasta el jueves, a más de ocho mil, de ellos tres mil 648 niños y dos mil 290 mujeres. Desde el comienzo de los ataques en la jurisdicción palestina, el pasado 7 de octubre, más de 22 mil hijos de esta tierra resultaron heridos.

Ante el suceso, catalogado ya como genocidio, es hora de que la ONU se deje de paños tibios y la comunidad internacional una voluntades para detener la masacre  contra la Franja de Gaza y enjuiciar los crímenes de guerra cometidos por las autoridades civiles y militares de Israel en los territorios ocupados, siempre con la anuencia de EE.UU y otras principales potencias occidentales.

¡Pavoroso! Los ataques contra hospitales, refugios y escuelas, con  miles de civiles desplazados por la fuerza y la continua destrucción de viviendas, eleva a cada momento el número de mártires y heridos, incluidos niños y mujeres. Eso no tiene perdón.

Tampoco las violaciones y crímenes cometidos por las fuerzas de seguridad y los colonos israelíes en Cisjordania, donde crece la tensión frente a la ola de bombardeos contra la Franja.

Ante esa situación, Palestina cuestionó a los países poderosos de la comunidad internacional por sus posiciones temerosas.

No justificamos los ataques de Hamas, que son para Israel como un pellizco en la piel de un elefante, pero ¿cuál fue la respuesta? Ríos de sangre de las venas palestinas. ¡Cese la masacre!