Ellos, ebrios de odio; nosotros, de gozo ebrios

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Por Anaisis Hidalgo Rodríguez | 2 noviembre, 2022 |
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Probablemente el mito de Caín y Abel sea una de las primeras expresiones del odio en la literatura universal; un sentimiento que destruye las fuerzas del universo, capaz de agredir en masa a su propia especie y sumarla en una guerra de todos contra todos.

De estos odios viscerales y recurrentes, bien conocemos los cubanos, desde que el Gobierno de Estados Unidos se ensañara con uñas y dientes en este país e impusiera el bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba, pero no son los únicos, otros se tejen a más de 90 millas de distancia, y se propagan a  cualquier nación del orbe donde esté un cubano que piense diferente a otro políticamente, allí donde exista un ellos (los malos) y un nosotros (los buenos) y viceversa, según como usted mire el catalejo.

La finalizada Cumbre Iberoamericana de agendas locales de género, efectuada en España, fue epicentro del odio desbocado de algunos cubanos radicados en el exterior, pagados por el Gobierno de los Estados Unidos, con el fin de convertirla en vocera de sus intereses y sus “verdades”, porque eso sí nos queda claro, para ellos, su verdad es la única que cuenta.

Dentro de esta “verdad”, por ejemplo, no falta el discurso de que en Cuba existen presas políticas, cuando existen sí, personas sancionadas por desorden público, desacato, ultraje a los símbolos de la patria, atentado y difamación, entre otros delitos comunes; arguyen, además, que persiste la prostitución infantil, feminicidios, -de lo que no escapa ninguna nación- machismo y en medio de toda esa “dictadura” a la que está sometida la mujer cubana, exponen que solo tienen un poco de derecho aquellas que sirven al Partido Comunista de Cuba (PCC).

Este fue el guion que defendieron, una “verdad” a medias, porque el cubano a machista quizás no hay quien le gane, sin embargo, no somos la meca del mundo en feminicidios. Solo acotar que según el Anuario Estadístico de Salud 2020, unas 105 mujeres murieron en 2019 por agresiones en Cuba.

Por otro lado, como gestante, nunca me condicionaron la atención en las instituciones de Salud, sí y solo sí: estaba afiliada al PCC y simpatizaba con el Gobierno.

Como todas las cubanas disfruto del derecho a la atención como parte del programa de prevención, diagnóstico y tratamiento de enfermedades genéricas; al materno-infantil, el recién nacido; al de prevención del cáncer cérvico uterino, de mamas; a los servicios de planificación familiar; la atención integral a mis hijos, por citar algunos.

De estas realidades disertaron las panelistas cubanas, también del papel de los centros universitarios municipales en el apoyo de la gestión del Gobierno basado en la ciencia y la participación femenina en cargos de dirección, en roles como la Asamblea Nacional, la ciencia, la investigación.

En ese sentido, precisaron, por ejemplo, que en Cuba el 49 por ciento del universo científico son mujeres; el 42 por ciento de  quienes investigan son mayoría en la categorías de tecnólogos; de las 10 medallas de oro de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual obtenidas, seis mujeres son autoras principales, y el 34  por ciento de los académicos son mujeres.

La guerra mediática, como era de esperar, se activó y las protestantes vendieron la idea en las redes sociales y en Cibercuba, de que lograron silenciar a las cubanas, quienes no pudieron exponer sus investigaciones, cuando ocurría todo lo contrario.

Para la contrarrevolución, muy dada a “lo visual” y conscientes de que una imagen vale más que mil palabras, añadir la existencia de fotos de la delegación cubana durante su exposición en la Cumbre y de su presencia en diferentes espacios del cónclave.

Precisar, que la delegación cubana no fue a “vender el comunismo”, sino a difundir los logros alcanzados por esta Revolución, en medio de un fuerte bloqueo económico y de una sociedad patriarcal y machista, no lo negamos, pero que abre caminos tras la aprobación del reciente Código de las Familias, a una Cuba más inclusiva.

Que usted discrepe con el Gobierno, que no coincida con sus postulados, no es razón para difamar, asediar ni buscar enfrentamientos contra quienes piensen diferente, debe existir, sobre todo, una hermandad y un respeto entre cubanos, porque venimos de la misma patria: Cuba.

Este es uno de los tantos shows mediáticos que a diario se tejen entorno a nuestro país, vendrán otros, pues, como dijera el escritor francés Charles Baudelaire, el odio es como un borracho que renueva constantemente su sed con la bebida; a nosotros, nos queda claro que es mejor ser odiados por lo que somos y no ser amados por lo que no.