El plato espera

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Por Sara Sariol Sosa | 30 julio, 2015 |
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La noticia despertó, al mismo tiempo, esperanza y escepticismo, en los cubanos que ansían ver con frecuencia su plato lleno y a bajos precios: a partir de este mes comenzó a regir en el país una nueva política de precios para la compra de insumos y acopio de productos agropecuarios.
Anunciada en el XI Congreso de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (Anap), tal estrategia permitirá estandarizar el valor de compra para todas las formas productivas, y esto, por consiguiente, debe impactar en un incremento de los volúmenes de alimentos.

La implementación de esa política, que inicialmente favorecerá las producciones de arroz, papa, tomate, huevo fresco de gallina, carne de res en pie, cerdo en pie, café y cacao,  garantiza el 30 por ciento de utilidades para los productores, con lo cual debe evitarse la subida de precios en la red minorista.

Esas expectativas son, sin duda, esperanzadoras, pues uno de los grandes tormentos de los cubanos hoy, es tener que enfrentarse a los puestos de venta de productos agropecuarios, cuyos precios están bien divorciados de nuestros bolsillos.

Sin embargo, la gente mantiene cierto escepticismo, no por la medida en sí, sino por la manera en que sea asumida por los productores.

Aunque no es bueno pecar de pesimistas, no podemos negar que medidas anteriores y parecidas no consiguieron el alza esperada en la cantidad de productos y, por ende, el descenso de algunos precios.

No pocos cubanos en general, y granmenses en particular, opinan que,  por el contrario, cuando se ha subido el valor de compra de un determinado producto, la productividad baja, pues el campesino sabe que gana lo mismo sembrando poco y vendiendo caro (por la bendita oferta y demanda), que sembrando grandes volúmenes.

Nadie puede obviar esas realidades; entonces un cambio en ese sentido no puede conformarse con esperar que comience la aplicación de una nueva política.

Esta debe estar acompañada de una profunda discusión que alcance objetivamente lo relativo a la contratación y el acopio, a los persistentes revendedores y otros factores que hacen que el plato nuestro de cada día continúe en espera