Sepultar al burócrata

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Por Anaisis Hidalgo Rodríguez | 22 febrero, 2022 |
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Dichoso aquel que ha llevado a cabo la tramitación de su jubilación sin percances, sin que medien esos “peros” que te paralizan, y te arrojan en una oleada de burocratismo, cuando, por lo general, la edad y la salud no permiten llevar con brazo firme la canoa.

-Mire, su expediente está muy bien, qué bien, al quilo, diría yo; pero… (aquí comienza el sobresalto) le falta un papelito con la fecha de la inscripción y baja del Servicio
Militar.

“Le explico, son esos mismos datos que tiene adjunto en el expediente, pero en un documento oficial, debidamente firmado y acuñado. Diríjase a su Área de atención
y solicite el Anexo 1”, informó la especialista del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, y acto seguido, el hombre iniciaba aquella travesía, sin advertir siquiera lo
abrupto del camino.

Primero se hizo lento el proceso porque el Área de atención trabajaba solo dos días de la semana; después porque realizaban reclutamientos, luego porque la persona a cargo de
emitir el documento estaba en trámites de jubilación, en fin, la mar de contradicciones.

En este cuento de nunca acabar, hubo hada madrina y hasta campanazos de la medianoche que viabilizaron la entrega del documento tras 20 días de gestión por el compañero, que imagino, cuidaría el añorado papel con el mismo recelo que Smeagol en El señor de los anillos conservaba su tesoro, pues de este pendía el disfrute de su jubilación.

Aunque se ha indicado por la máxima dirección del país simplificar los trámites, el burocratismo sigue pastando en nuestra sociedad, un mal con el que topetamos hace
años, y que tan genialmente reflejó Tomás Gutiérrez Alea en 1966, en su película La muerte de un burócrata.

En medio de tanta ciencia no encontramos fórmula para poner fin a las trabas, al maltrato, la insensibilidad y el acomodamiento, que pasa no solo por enderezar y acortar los
laberintos de los trámites, también por ser más empáticos con los ciudadanos, que cargan sobre sus hombros no pocas preocupaciones.

Que las soluciones a los problemas dependan menos de la pegada de una “madrina o un padrino”, y que emerjan más del cumplimiento del deber de cada una de las administraciones, y de lo que cada cual debe hacer en su puesto de trabajo, es esencia, si queremos sepultar al burócrata y que no engulla nuestro tiempo tras un anexo de papel.