
Para el joven Edisbel Jeréz Tamayo, producir carbón es una opción más de vida allá en Tana, barrio rural campechuelero, en el Consejo Popular Altos de Jó, en los linderos de la Sierra Maestra.
“Ello nos posibilita comer todos los días y comprar nuestros equipos electrodomésticos, porque trabajo siempre hay. Muchas veces armo el horno yo solo.
“Tiene que ser con marabú, y ese sí que abunda por estos lares -explica Jeréz Tamayo. Hay que cortar y acomodar los palos uno a uno, y luego se tapa con tierra y hierbas, después se le da candela y a esperar que queme todo.
“Claro que el oficio tiene secretos… el horno tiene que quemar lento porque si no, deja mucho carbonillo. El carbón se vende rápido, la Empresa Ceballos lo compra todo, pues es un rubro exportable de estos tiempos con alta demanda.
“Terminé el duodécimo grado en el 2011, soy graduado de Técnico Medio en Maquinaria Industrial, pero, imagínese, acá me casé y me quedé. Llevo 13 años de casado y tengo 33 de nacido. Tengo una niña, y la familia hay que mantenerla.
“A diferencia de otras comunidades rurales, Tana ofrece opciones laborales a sus habitantes, por ello allí los jóvenes tienen seguro trabajo y posibilidades de crecer. Al carbón me dedico desde los 17 años, pero también sembramos arroz, que se le tributa a la CCS Celia Sánchez Manduley, de Media Luna.
“Cierto que el trabajo del campo es duro, pero yo vivo con el orgullo de ser campesino. Lo fueron mis padres, mis abuelos y toda mi familia”.
Edisbel Jeréz Tamayo tiene cinco vacas, una yunta de bueyes, dos equinos, chivos y aves de corral. “A los jóvenes de hoy les digo que se puede lograr lo que queremos, solo hay que trabajar”.