Con bastante frecuencia los niños menores de un año presentan cuadros de llanto, cuya causa es dolor de oído. Para conocer al respecto entrevistamos a la doctora Mercedes Rosales Matamoros, especialista en Pediatría y jefa del servicio de Respiratorio, en el Hospital infantil General Milanés, de Bayamo.
“El dolor de oído es producido, muchas veces, por una afección denominada otitis media aguda, definida como la inflamación del oído medio y resulta una de las enfermedades más comunes de la infancia.
“Es más frecuente en los primeros cinco años de vida, sobre todo en el menor de 18 meses. Se calcula que durante los primeros 12 meses, del 40 al 50 por ciento de los episodios de infección respiratoria aguda se complican con una otitis media aguda”.
Sobre el cuadro clínico del padecimiento expone:
“Está precedida de una infección respiratoria alta. En niños seguidos evolutivamente, se observa que esta aparece, de modo habitual, después de tres a nueve días del inicio de una infección respiratoria alta, casi siempre después de un catarro común, cuando no son bien eliminadas las secreciones”.
Los síntomas se relacionan con dolor de oído y fiebre en gran número de los casos, y puede asociarse rinitis, dolor de garganta, irritabilidad, alteraciones del sueño, conjuntivitis, vómitos y anorexia.
Asegura que el examen otoscópico es el que ayuda a corroborar el diagnóstico.
“Entre los factores de riesgo para contraer otitis media aguda figuran ser del sexo masculino, fumador pasivo, no recibir lactancia materna exclusiva, las alergias, convivir con hermanos pequeños y asistir a círculos infantiles o cuidadoras.
“El tratamiento preventivo debe dirigirse a eliminar los factores de riesgo, propiciar una lactancia materna adecuada, no usar la lactancia artificial, que lleva a la utilización de tetes, ni de tetinas, las cuales propician la inflamación del oído medio y, muy importante, proteger el oído al bañar los niños.
“Ante esta afección hay que acudir al médico para hacer un adecuado examen del oído e indicar el tratamiento.
“Es esencial alertar la utilización de preparaciones tópicas (gotas óticas), sobre todo si hay perforaciones, para evitar el riesgo de sobreinfección.
“En caso de secreciones por el conducto auditivo, se recomienda el secado gentil del conducto, con gazas estériles. Pueden administrarse analgésicos orales o parenterales, para obtener alivio sintomático. Solo el médico está facultado para hacer estas indicaciones.
“Resulta imprescindible el cuidado de los niños, para evitar estas y otras afecciones, y no olvidar cuando los llevamos a playas, ríos o piscinas proteger sus oídos”.