Pablo de la Torriente Brau fue un escritor, periodista y revolucionario cubano conocido por sus aportes a la literatura cubana de principios del siglo XX y estuvo vinculado a diversos movimientos de izquierda.
Nacido en Puerto Rico, en 1901, hijo del matrimonio de Félix de la Torriente Garrido, de origen español y de Graciela Brau Zuzuarragui de Puerto Rico.
Creció y vivió en Cuba, donde se formó, e inició y desarrolló su actividad como luchador antiimperialista.
Siendo un niño, su familia se trasladó a vivir definitivamente a Santiago de Cuba. Amó a Cuba intensamente, aunque no olvidó la causa de su país natal.
En la ciudad oriental cursó los primeros estudios hasta que pasó a residir en La Habana para hacer una carrera universitaria que nunca concluyó, pues se dedicó con ímpetu y pasión a las luchas políticas contra el machadato.
Fue perseguido, encarcelado y sufrió el exilio; y es a partir de esas experiencias personales que escribe gran parte de su obra periodística, que inicia en 1920, en el periódico El Nuevo Mundo y en la Revista El Veterano como redactor, cobrador, repartidor y agente de publicaciones.
Posteriormente trabajó en la “Comisión de Adeudos” de la Secretaría de Sanidad, hasta que pasó a ocuparse como secretario en el bufete de Fernando Ortiz Fernández.
Luego en la Revista Alma Máter y Revista de la Habana manteniendo un activo trabajo periodístico.
Integró el Directorio Estudiantil Universitario que se creó en 1930 para luchar contra el tirano Gerardo Machado.
Su lucha estuvo ligada a la libertad de Julio Antonio Mella cuando la huelga de hambre; a los sucesos del 30 de septiembre de 1930; denunció desde las páginas del periódico Ahora la explotación sufrida por los campesinos del Realengo 18 y, desde el exilio en México, el asesinato de Antonio Guiteras y Carlos Aponte.
En la defensa de la República Española realizó una tarea gigantesca como periodista, comisario político y combatiente.
A su intensa obra escrita pertenecen: Cuentos, testimonio, crónicas, ensayos, novelas, poesías, cartas y otras publicaciones.
En 1936 estalló la guerra civil española y Pablo marchó al frente como corresponsal. Y escribió:
“Me voy a España, a ser arrastrado por el gran río de la revolución. A ver un pueblo en lucha. A conocer héroes. A oír el trueno del cañón y sentir el viento de la metralla. A contemplar incendios y fusilamientos. A estar junto al gran remolino silencioso de la muerte”.
A su llegada a España, se dedicó a recoger testimonios y escribir crónicas memorables.
El 11 de noviembre fue nombrado comisario de guerra y miembro del Estado Mayor del 109 batallón de la 7. ª División.
El 17 de diciembre recibió la orden de marchar hacia Majadahonda; falleció dos días después, alcanzado por un disparo, con apenas 35 años.
