El “pato cojo” y la injusticia contra Cuba

Share Button
Por Ezequiel Morales Morales | 11 julio, 2023 |
0

Si le pregunto, amigo lector,  lo que significa Electronic System of Travelling Admission, es muy probable que no lo conozca. ESTA es el “Sistema Electrónico de Admisión de Viajes”.

Quizás, como muchos, tampoco sepa las razones por las cuales, a partir del 11 de enero de 2021, los cubanos que, por tener ciudadanía española, se acogieron a ese sistema, han perdido las facilidades que dicho mecanismo les ofrecía.

¿Qué  le parece si le digo que detrás del “no ESTAestá Donald Trump? Es este personaje el culpable de que usted o cualquier otra persona que haya recibido la ciudadanía española no pueda visitar ni permanecer en los Estados Unidos –por turismo o negocio- por hasta 90 días, sin solicitar visa de visitante.

La obsesión de Donald, en su afán por hacer el mayor daño posible al pueblo cubano, estuvo en su agenda desde el mismo momento en que asumió la presidencia y hasta el día exacto en que se vio forzado a abandonar su silla en la oficina oval.

Si analizáramos fríamente las estadísticas de las 243 medidas implementadas en los cuatro años de su administración, pareciera que en el ocaso de su mandato ya el magnate inmobiliario había desistido de seguir dando vueltas de tuerca a su política de asfixia a la economía cubana. Nada más lejos de la realidad.

En la política de Estados Unidos, el período entre elecciones presidenciales y de representantes, que se realizan en noviembre, y la fecha en que los funcionarios electos asumen -a comienzos de enero del año siguiente- es, por lo general, denominado el “período de pato cojo”.

El término pato cojo, del inglés lame duck, es una expresión que se utiliza en algunos países para referirse  al presidente durante el  período que media entre la elección de su sucesor y la fecha de la entrega de la presidencia.

En ese lapso, el presidente ve disminuido su poder político por diversas causas, ya sea porque decidió no presentarse a nuevas elecciones, por estar en el límite legal que le prohíbe presentarse para ser elegido nuevamente para su cargo -como en el caso de Barack Obama-, o por  haber perdido las elecciones, como le ocurrió a Donald Trump.

Este período es muy peligroso, porque el presidente saliente está en una situación en la que no teme enfrentar las consecuencias de sus actos, pues no aspira, o no puede aspirar a una nueva elección, por tanto, tiene mayor libertad para tomar decisiones impopulares sin el temor de enfrentar consecuencia.

Una de las últimas acciones del presidente Trump fue  decidir la inclusión de Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo.

Nuestro país fue incluido por primera vez en esa arbitraria la lista durante la administración del presidente Ronald Reagan, en 1982, por presuntos vínculos con el terrorismo internacional y por el supuesto apoyo a grupos terroristas en América Latina. Al no exigirse una revisión periódica de los países designados para la SSOT (States Sponsors of Terrorism), Cuba permaneció en la lista hasta mayo de 2015, cuando fue retirada tras una amplia revisión del Departamento de Estado, poco después de que el presidente Obama anunciara que Estados Unidos normalizaría sus relaciones con Cuba.

La decisión representó un importante paso en los esfuerzos de aquella administración por forjar una relación más constructiva con Cuba. Sin embargo, nuevamente la isla rebelde volvió a ser catalogada como estado patrocinador del terrorismo el 11 de enero de 2021, en el ocaso de la presidencia de Trump, precisamente en el período del pato cojo.

¿Qué es la lista de Estados Patrocinadores del Terrorismo (SSOT, por sus iniciales en inglés) y qué impacto tiene en el pueblo cubano tal designación?

Es un mecanismo de política exterior  que sanciona a los países que la Secretaría de Estado de Estados Unidos considera que han prestado apoyo a actos de terrorismo internacional.

La inclusión de Cuba en esa relación no solo pretende aislar al gobierno cubano y denominar al país como adversario. La injusta designación acarrea crueles  consecuencias; implica el bloqueo a  cualquier tipo de ayuda humanitaria, negocio, inversión y comercio que implique a Cuba y, por extensión, a los ciudadanos cubanos.

El hecho crea obstáculos adicionales para la entrega de asistencia humanitaria, cuando el país está sufriendo una  escasez sin precedentes de productos básicos y suministros médicos, agudizada por el persistente impacto económico de la pandemia de Covid-19, el endurecimiento de las sanciones durante la administración Trump, el bloqueo de décadas de duración y un aumento mundial de los precios de los alimentos, tras el conflicto Rusia-Ucrania.

Como resultado de tal injusticia, bancos, instituciones financieras y comerciantes internacionales han dejado de facilitar tanto el comercio regular como la cooperación con grupos religiosos que buscan proporcionar apoyo humanitario y de desarrollo a Cuba.

Ante el temor de ser acusados de apoyar el terrorismo y de las abultadas multas que conllevaría  una infracción, la mayoría de los bancos se niega a procesar pagos cubanos y ha congelado los fondos para actividades religiosas y humanitarias, para lo cual exige  una licencia adicional.

Recientemente, un grupo religioso estadounidense se enfrentó a importantes obstáculos para enviar un cargamento médico a Cuba. Sus socios europeos habían conseguido que un transportista trasladara un contenedor a Cuba, sin embargo, el banco estadounidense que actuaba como agente congeló los fondos y exigió una licencia especial de la Oficina de Control de Activos Extranjeros de Estados Unidos.

La presencia de Cuba en la lista limita a los particulares la apertura de cuentas bancarias en el extranjero, el uso de instrumentos para cobros y pagos internacionales, el acceso a empresas fintech y banca digital, y la contratación de servidores y servicios online.

Estas trabas no solo ahogan las pocas vías disponibles para que los cubanos amplíen el crecimiento y el desarrollo del sector privado, que la administración Biden se ha comprometido a apoyar, sino que también son un obstáculo para los cubanos que viven en el extranjero.

La designación de Cuba como país patrocinador del terrorismo tiene un efecto amedrentador sobre las empresas, incluidas las inversiones en banca o telecomunicaciones, que son cruciales para promover el tipo de transformación económica en la isla.

Aun  cuando se amplíe el comercio exterior directo, las empresas privadas encontrarán restricciones a la compra de productos fabricados en EE.UU., incluidos  bienes producidos en terceros países y que contengan cierta cantidad de elementos procedentes de EE.UU.

Una ley de Florida de 2006 prohíbe el uso de fondos públicos para viajes hacia o desde países incluidos en el SSOT. Por lo tanto, la designación impide no solo la capacidad de las instituciones educativas del estado para llevar a cabo importantes investigaciones, sino también para proporcionar apoyo a los académicos cubanos.

Por ejemplo, la Universidad Internacional de Florida no puede utilizar sus fondos para pagar viajes desde la isla, ni siquiera para un programa expresamente diseñado para “activistas”, artistas, escritores, académicos y periodistas, en supuestos riesgos de persecución.

Como pregunté al principio: ¿Sabe usted por qué, a partir del 11 de enero de 2021, los cubanos que, por tener ciudadanía española, se acogieron a ESTA han perdido las facilidades que dicho mecanismo les ofrecía? Porque, por obra y gracia del Pato cojo, a solo nueve días de entregar la silla en la oficina oval, Trump incluyó a Cuba en esa lista espuria.

Entonces, a partir de esa fecha todos los viajeros  de países incluidos en el ESTA -programa que beneficia a más de 40 países, entre ellos los de la Unión Europea, Japón y Corea del Sur-, que visitaron Cuba o han vivido en Cuba, como es, obviamente, el caso de los cubanos con ciudadanía española, a partir del 21 de enero de 2021, para viajar a los Estrados Unidos deben solicitar visado en el Consulado General o en la Sección Consular de la Embajada de EE.UU. en su país de origen, “simplemente” porque han estado en contacto con un país “patrocinador del terrorismo”.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *