Después del triunfo revolucionario del primero de enero de 1959 el gobierno cubano tuvo que seguir enfrentando la política sucia y las agresiones de Estados Unidos que buscaba todas las alternativas posibles para derrocarlo.
Uno de los métodos utilizados para intimidar al pueblo fue la presencia de bandas armadas para sembrar el terror sobre todo en los campos cubanos.
Después de la victoria de Playa Girón algunas de estas bandas habían logrado escapar y evitaban el enfrentamiento con las Milicias Nacionales Revolucionarias y las patrullas campesinas.
Sin embargo agredían instalaciones civiles para desestabilizar el desarrollo económico, social y político del país.
Entre sus objetivos estaban las escuelas rurales y aquellos jóvenes alfabetizadores que habían dado el paso al frente al llamado hecho para erradicar el analfabetismo, para que no quedara nadie sin aprender a leer y escribir.
La Campaña de Alfabetización una de las obras más humanas de la naciente Revolución cubana participaron 34 772 maestros y profesores voluntarios, 120 632 alfabetizadores populares, 13 016 brigadistas Patria o Muerte , y más de 100 000 estudiantes de las brigadas Conrado Benítez que contaron con el apoyo de las organizaciones políticas y de masas y con la colaboración del pueblo.
Entre estos jóvenes cubanos estuvo Pedro Blanco Gómez, apodado El Negro, porque los demás hermanos eran todos rubios de ojos azules, mientras que él era trigueño.
Pedro solo tenía 13 años. Perteneció a la Asociación de Jóvenes Rebeldes. Era de carácter noble, sencillo, inteligente, y se caracterizó por su modestia y responsabilidad en el cumplimiento del deber.
Fue a Matanzas como miembro de la brigada Conrado Benítez. Recibió un curso emergente por tiempo de quince días y es asignado para atender varias familias campesinas que habitaban la finca El Nicho en el Escambray. Atención y cuidado recibió de los campesinos.
El 29 de mayo sale de la casa para ayudar a varios de sus alumnos según el programa de enseñanza establecido. Era Pedro la primera víctima de la campaña de alfabetización.
Un matón a sueldo lo esperaba. Un solo disparo hizo blanco. La bala pasa por el centro de la barbilla y le salió por la parte posterior del cráneo.
El 31 de mayo de 1961 sus restos fueron inhumados en el panteón de la Comisión Nacional de Deportes en el cementerio de Colón.
Tres años después sus restos fueron depositados en un panteón familiar.
Hoy el nombre de Pedro Blanco Gómez integra la lista de hombres, jóvenes y niños que ofrendaron sus vidas por el bien de la humanidad.