
Los expertos aseguran que el hielo marino del Ártico no solo se está reduciendo en extensión, sino que también está perdiendo espesor.
Desde 1979, cuando comenzaron a realizarse las primeras observaciones de este fenómeno, el hielo marino ha disminuido aproximadamente 90 por ciento.
La extensión mínima del hielo marino ártico en 2019 (4,1 millones de kilómetros cuadrados) es la segunda más baja desde el comienzo de estos monitoreo satelital, de acuerdo con la más reciente investigación del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC).
El informe emitido aquí advierte que el cambio en la extensión del hielo ártico puede influir en el clima de latitudes medias, afectar la composición regional de las especies, su distribución espacial y la estructura de los ecosistemas.
Por ejemplo, los osos polares ahora necesitan recorrer distancias más grandes y nadar más que antes, lo que amenaza especialmente a los cachorros jóvenes.
El hielo marino ártico aumenta su extensión durante el invierno del hemisferio norte, alcanza su máximo en marzo y su mínimo a fines del verano.