
Es difícil concebir la realidad sin la existencia de los periodistas, pues mantenemos informados a todos los que en este archipiélago quieren conocer los sucesos más importantes de Cuba, y del resto del mundo.
La inmediatez y la veracidad son aspectos esenciales de esta profesión, a la que nos hemos consagrado con el compromiso de mostrar un fiel apego a la verdad, pues esa es un arma potente para desarticular todas las patrañas que se erigen desde cualquier parte del orbe.
Ningún suceso nos resulta indiferente a los profesionales de la palabra, porque todo lo que tenga contenido noticioso se convierte en el centro de nuestro interés, para luego comunicarlo a las grandes masas de internautas, televidentes, radioyentes y lectores.
Aunque están bien definidos los géneros periodísticos, vivimos tiempos en que se entremezclan y, a veces, resulta complejo delimitarlos, pues en función de un mejor producto comunicativo, rompemos en ocasiones los lindes y las formas tradicionales, porque como han sugerido algunos destacados profesionales, debemos buscar las maneras más bellas y atractivas para reflejar un suceso periodístico, aunque a veces ello implique transgredir el estilo habitual.
Nuestros rostros, voces y textos resultan familiares a los apasionados de la noticia, pues esta profesión nos da el privilegio de ser conocidos por los diferentes públicos, quienes se identifican con el estilo de quien mejor les informe.
En la agenda u ordenadores de los periodistas siempre hay espacios en blanco que llenar, porque nunca faltan en nuestra realidad sucesos sociales, científicos, políticos, económicos, históricos y de otra índole, que pueden interesar a las diferentes audiencias, y es nuestro deber combatir siempre los peligrosos vacíos informativos.
El periodismo no reposa, no duerme, no descansa, ni aún en adversidades sanitarias o naturales, porque estos hechos y otros se suceden a cada minuto y no admiten demora en su publicación. Válidas al respecto, son las palabras de José Martí, ese ilustre periodista que un día como hoy pero de 1892 creó el periódico Patria, pretexto ideal para celebrar el Día de la prensa cubana.
En una ocasión, sabiamente aleccionaba el más universal de los cubanos: “El periódico debe estar siempre como los correos antiguos, con el caballo enjaezado, la fusta en la mano, y la espuela en el tacón. Al menor accidente, debe saltar sobre la silla, sacudir la fusta, y echar a escape el caballo para salir pronto y para que nadie llegue antes que él”.