En un pestañazo Claudia llegó hasta Ankara

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Por Osviel Castro Medel | 27 octubre, 2023 |
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Claudia brilló a la defensa en el primer campeonato mundial juvenil de béisbol5. FOTO/WBSC

Resulta demasiado raro que alguien comience a competir en un deporte y a los ocho meses ya integre un equipo de las cuatro letras . Y  que, para mayor asombro, gane la medalla de oro en un campeonato mundial.

Así ha pasado con Claudia Caridad Gómez Gómez, una muchacha de 17 años, quien fue integrante de la selección cubana que se proclamó monarca universal de béisbol5, en la cita juvenil concluida el 15 de octubre en Ankara, Turquía.

“Comencé por embullo, me fueron a buscar a una competencia inter escuelas, yo acepté y mira hasta dónde he llegado. De verdad que no me imaginaba esto”, dice esta joven oriunda de Jiguaní, quien hasta hace unos días estudiaba en el Instituto Preuniversitario Urbano (IPU) Ignacio Pérez Zamora, de esa localidad.

Claudia, con grandes virtudes defensivas para la tercera base, posición en la que se desempeña, primero integró el equipo de su municipio, a la postre monarca provincial. Luego fue escogida para la escuadra granmense que intervino en el torneo zonal celebrado en Guantánamo, donde hechizó a los técnicos por su manera de jugar y eso la llevó a la preselección nacional.

En ese grupo había 16 atletas y ella mereció quedar entre los ocho que viajaron a la conocida ciudad turca, la cual tuvo el privilegio de acoger el primer mundial en la historia de béisbol5, categoría juvenil.

“No puedo describirte la emoción que sentí cuando me dijeron que estaba en el equipo, después vino otra emoción mayor cuando ganamos el oro (Cuba discutió la final con Francia), nos abrazamos todos y vivimos algo incomparable”, cuenta ella, quien nació el 17 de octubre de 2006.

Ese triunfo llegó a pesar de la gripe que pasaron varios jugadores del equipo nacional, incluyendo a Claudia, quien tuvo fiebre de más de 38 grados el día antes del duelo con Francia.

Pero si esos pasajes fueron conmovedores, más impactante resultó el recibimiento en Jiguaní,  territorio que ya tiene una campeona mundial, un hecho insólito, frente al cual no se puede estar indiferente, como han hecho algunos.

“Al bajarme de la guagua, a los primeros que vi fueron a mis padres (Yurisleidys y Miguel), y a mis entrenadores Tacho (Luis Alberto Rosales) y Jabao (Ángel Julio García). No tengo palabras para expresar lo que sentí, estoy muy agradecida de los que me recibieron y de todo este pueblo, que tanto quiero”,  comenta.

Con mucha naturalidad, expone que después de esta experiencia comenzó hace unos días en la EIDE provincial Pedro Batista Fonseca y “quién sabe si puedo incorporarme a una escuela nacional en La Habana”.

Esta “cuatroesquinera” de las buenas,  agrega que el éxito llegó por la constancia de sus entrenadores, el respaldo de Jaicel González, director del IPU –quien le dio las tardes para que entrenara- y, por  supuesto,  por el apoyo de su familia, en la que cuenta a sus padres, su hermana Yerlín, su tía Elainis y una gran amiga llamada Daniela Tamayo.

“Quiero seguir esforzándome para representar a mi país  en otros eventos. Hay que entrenar duro”, subraya.

Si en tan corto tiempo inscribió su nombre en la historia de este deporte, seguramente en el futuro la veremos conectando con la mano o fildeando una pelota de goma y diciendo bien alto, como gritó en Ankara con el más sano orgullo: “¡Cuba, Cuba, Cuba!”.

 

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