De Santiago de Cuba hacia Bayamo parte una fuerte columna española compuesta por batallones de los regimientos Cuba y La Corona. Por su parte Carlos Manuel de Céspedes ordena a Donato mármol que ocupe las posiciones de Jiguani para que contuviera al enemigo. Va acompañado de Calixto García y Máximo Gómez a quien ordena avanzar por el camino real y atacar la columna del coronel Demetrio Quirós Weyler.
Al llegar a Baire la columna acampa en la Loma del Yarey, a pocos kilómetros al este de Jiguaní.
Al tener informes de que las tropas españolas estaban en Baire los mambises deciden continuar la travesía hasta las cercanías de ese pueblo y buscar un lugar conveniente para la emboscada. El sitio escogido es Pino de Baire o como también se le conoce Venta o Tienda del Pino.
El 26 de octubre el coronel español Demetrio Quirós Weyler ordena continuar la marcha y se encamina a los campos jiguaniceros.
Máximo Gómez inspeccionó el estado de la tropa mambisa y constató que tenían pocas armas de fuego y no sabían usarla de manera conveniente, los soldados tiradores de puntería a larga distancia eran pocos. Sin embargo la tropa si sabía manejar el uso del machete.
Máximo Gómez desde horas tempranas de la noche escondió a sus hombres de forma paulatina. Una vez que cada uno estuvo en su sitio advirtió: “Nadie se levante y haga nada hasta que yo en persona salte al camino y grite: ¡Al machete!
Una vez que los españoles estaban en la zona de la emboscada, Gómez con un grito invitó a los mambises al combate. Unos dispararon con sus armas de fuego, otros desenfundaron el machete.
Los españoles siempre dieron muestra de valentía, sin embargo en Baire, se sorprendieron y se enfrentaron a algo desconocido, (uso del machete)
La sorpresa y el terror por el uso del machete fueron motivos suficientes para que los españoles se desconcertaran lo que provocó un número considerable de bajas. El combate fue de poco tiempo, apenas 15 minutos.
Esta acción conocida como “La Primera Carga al Machete”, de la guerra de independencia cubana realizada frente a un batallón español dejó un saldo de más de 200 muertos.
Organizador enérgico, calificó José Martí a Máximo Gómez… “de quien solo grandezas espero…Donde está él, está lo sano del país, y lo que recuerda y lo que espera”.
Demetrio Quiroz, con el temor de ser atacado por el machete mambí, abandonó el escenario del combate y retrocedió a Santiago de Cuba sin cumplir su cometido de retomar Bayamo.
En su reporte al capitán general de Cuba, Quirós escribió:
«Yo mismo he presenciado, Excelentísimo Señor, el terrible momento en que el enemigo, esa sección armada de machetes, salió al camino y atacó con feroz empeño, machete en mano, esas dos compañías… Siete cuartos de hora de ruda pelea al arma banca…», mintió, por supuesto: ni el general estuvo en aquella vanguardia emboscada, ni un combate al arma blanca dura tanto tiempo. Souza explica que este tipo de combates suele durar solo pocos minutos y son, en esencia, morales; «uno de los bandos huye y los bayonetazos y cuchilladas se dan por las espaldas».
Refiriéndose a la primera carga al machete, Gómez dice en su Diario de campaña: “…logré avanzar en un momento dado, como con 30 o 40 hombres que me acompañaban y di una carga al machete…” 200 soldados españoles murieron alcanzados por el filo del machete, que ese día se convirtió en temible arma liberadora.
La carga al constituyó un ejemplo de la voluntad de lucha y de la creación de los cubanos, los cuales enfrentaron con éxito al ejército hispano que tenía el propósito de entrar a Bayamo liberado días antes.