A propósito de Melissa, ¡ojo con el ojo!

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Por Cubadebate | 27 octubre, 2025 |
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Huracán Melissa, once AM. 27 de octubre.

Según los pronósticos actualizados a la fecha, el huracán Melissa impactará en Cuba entre el próximo martes 28 y el miércoles 29 de octubre. Las provincias más amenazadas son Santiago de Cuba y Holguín.

No obstante, el oeste de Guantánamo y el este de Las Tunas y Granma, también sufrirán sus efectos. El golpe más fuerte lo recibirán las localidades dentro de la franja geográfica que trace el centro del organismo al moverse sobre tierra.

La lluvia intensa, el viento huracanado y las marejadas son fenómenos intrínsecos a un huracán. Los tres involucran colosales fuerzas capaces de generar destrucción y, sobre todo, pérdidas de vidas humanas En estas horas tan tensas, mientras recibimos los avisos, notas de alerta, y una avalancha de noticias vinculadas con el huracán, todo se concentra en la probable trayectoria y en la intensidad pronosticada de un potente ciclón tropical en pleno desarrollo. A partir de lo anterior, resulta obligado conocer otros elementos que marcarán el contexto para los compatriotas del oriente cubano.

El primero, de suma importancia, es que el huracán tocará tierra cubana en medio de la noche y durante la madrugada, algo a tener en cuenta en estas horas de previa preparación, asumiendo que en muchos casos habrá que afrontar emergencias en plena oscuridad. Ello concierne tanto a las personas como a los objetos y la infraestructura que no podremos ver o localizar con claridad en medio de las rachas. Es preciso enfatizar en esta circunstancia, porque aún estamos a tiempo.

El segundo elemento es la fuerza del viento. Y en ello insistimos porque Melissa es un huracán de gran intensidad, y no es lo mismo la fuerza del aire en movimiento a 100 kilómetros por hora que a doscientos kilómetros por hora. En este último caso, las superficies normales al impacto de las rachas tendrán que soportar una presión de aproximadamente 600 kilogramos por metro cuadrado. Si consideramos una pared o un muro estándar con una superficie de 2,5 metros de alto por 4 metros de ancho, la presión en cada racha que lo impacte a 200 kilómetros por hora será de seis toneladas en total.

El tercer factor involucra a las localidades por donde cruce el centro del huracán: es decir, por donde pase el ojo o vórtice, y la zona que quede a su alrededor. Dentro del ojo, el viento cesa por completo, y la calma en la localidad puede hacerse sentir entre unos minutos y una hora tal vez. Este cese del viento resulta engañoso, pues toda vez que la traslación del meteoro continúe, el vórtice y la calma pasarán, y sobrevendrá la segunda parte de la tormenta con vientos de igual o mayor intensidad que antes.

Abundan en la historia de Cuba los casos de personas sorprendidas por el ojo del huracán, que interpretaron la aparente calma como señal de que el ciclón ya se alejaba y había desaparecido el peligro. El desconocimiento de la calma central asociada al ojo del huracán ha incrementado el número de víctimas cuando estas creyeron que la tormenta había pasado y que podían abandonar sus casas y refugios para buscar ayuda o proporcionársela a otros. De esa manera fueron golpeadas por el viento huracanado en la segunda parte de la tormenta.

Pero esto no es todo. Nos queda referirnos a la llamada “pared del ojo” del huracán, una sorprendente estructura en forma de muralla formada por nubes de desarrollo vertical, resultado de la convección profunda que rodea el centro de los ciclones tropicales de mayor intensidad. En esa “pared” se desarrollan poderosas tormentas que rodean el centro del sistema. Estas dan lugar a una multiplicidad de entornos de tiempo severo como los tornados, aeroavalanchas, rachas lineales, granizo, descargas eléctricas y otros fenómenos de extrema violencia. A la luz del conocimiento contemporáneo, la “pared” constituye una compleja formación más o menos circular, constituida por nubes Cumulonimbus mucho más altas y robustas que las de una tormenta eléctrica típica de las tardes de verano. Estas nubes se organizan alrededor del ojo, definido en su interior por una zona de vientos débiles en el centro geométrico del ciclón. Muchas veces, el ojo es perceptible como un claro o área despejada en medio de la estructura nubosa o “nublado denso central”.

Es a su alrededor donde se construye la “pared” de nubes donde tienen lugar los fenómenos más severos del huracán. Desde el borde del ojo hacia el exterior, el viento aumenta en fuerza de manera explosiva. El anillo de potentes nubes o pared del ojo solo aparece en los sistemas ciclónicos tropicales de mejor organización, y se pudo distinguir a plenitud cuando las imágenes radáricas y satelitales se incorporaron a la meteorología.

En cuanto al huracán que nos amenaza, la lluvia habrá de caer intensamente en todas las zonas azotadas, pero el viento será el factor de máximo peligro en la zona por donde pase el centro. Al momento de redactar esta nota, los vientos sostenidos con fuerza de huracán se extienden 45 kilómetros alrededor del ojo, mientras las rachas con fuerza de tormenta tropical —hasta 120 kilómetros por hora—, soplan en un radio de 315 kilómetros a cada lado del centro.

En toda Cuba, la actualidad tiene un nombre: Melissa.

Frente a estas amenazas, preparados y alertas.

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