En Ángela Damaris Espinosa Castillo, especialista B en sistema empresarial en la sucursal Comercializadora y Distribuidora de Medicamentos (Emcomed), de Granma, aplica al dedillo el refrán “De tal palo, tal astilla”, y es que en sus venas corre la responsabilidad que vio desde siempre en su progenitora, por muchos años metodóloga de círculos infantiles.
De ella aprendió la consagración y el compromiso, el apego al trabajo y a la enseñanza. Espinosa Castillo comenzó su vida laboral como profesora en la enseñanza politécnica de salud durante 15 años, después asumió por un quinquenio la dirección técnica de una farmacia y lleva 16 años en Emcomed.
En esta entidad, atiende el área comercial, la columna vertebral de la empresa, consistente en distribuir medicamentos e insumos a los 430 clientes contratados: 130 farmacias, 10 hospitales, 238 tiendas del pueblo y otras 52 instituciones.
“Soy farmacéutica y mi mayor satisfacción es mi especialidad. Me gusta relacionar la teoría con la práctica, porque fui docente muchos años y trabajar en Emcomed me ha obligado a emplear ese conocimiento en función de la planificación, el trabajo con los medicamentos y al establecer relaciones entre los colaboradores dentro y fuera de la entidad.
“También imparto docencia a los egresados para que sepan cómo enfrentarse al sistema empresarial y se familiaricen con cada puesto”, explica Espinosa Castillo.
Los valores inculcados, germinaron en frutos no solo en el plano personal, conduciendo la educación de sus dos hijos: el varón a punto de graduarse de Licenciatura en Medicina, y la hembra, profesora en la Facultad de Ciencias Médicas; también en lo profesional donde además de internacionalista, se yergue hace dos años consecutivos, con la condición de Vanguardia Nacional.
“En esta ocasión es una alegría doble, porque también la alcanza mi colectivo laboral. Este es el mayor estímulo que puede recibir un trabajador, un reconocimiento a la abnegación, por no tener horas.
“El 2021 requirió redoblar nuestros esfuerzos por la presencia de la pandemia, pero fuimos capaces de asumirlos sin descuidarnos. Muy pocos trabajadores de la unidad tuvieron que acogerse al 60 por ciento de su salario.
“Distribuimos dos millones y medio de vacunas, un reto que implicó jornadas de madrugada para que nuestro país disminuyera los índices de contagios y fallecidos.
“Recibir esta condición, junto a mi colectivo, es una gran satisfacción. Hay momentos en que uno se crece y uno no sabe a qué altura está, hasta que te recuerdan lo que has logrado después que pasa la tormenta.
“Soy muy entusiasta y entregada a mi trabajo. Así soy y así seré siempre. Sepan que pueden contar conmigo”, manifiesta Espinosa Castillo.
Este 1 de Mayo, a Ángela Damaris Espinosa Castillo le sobran las razones para desfilar: los triunfos de sus hijos, de su colectivo, el suyo propio, y el de todo un país que supo hacer frente a la pandemia desde el trabajo en equipo, y defender sobre todas las cosas, la vida, y en cuyo éxito está el trabajo de sus manos.