
Irene fue con su familia al Boulevard bayamés a tomar helado. Transcurrió el tiempo necesario para que sus hijas de cuatro y cinco años empezaran a desesperarse y a reclamar por la demora. Hizo seña a una dependienta, que alegó: “Esa mesa no me toca”. Tiempo después, repitió igual ademán a un joven que la atendió con esmero, y al que compensó con una propina.
Pocos sectores económicos mueven tanto la opinión del pueblo como el Comercio y la Gastronomía, precisamente por lo imprescindibles en la alimentación, el esparcimiento popular y por ser uno de los que más decide en asuntos tan sensibles como los precios, la inflación, la calidad de los productos y servicios, la cantidad y en la variedad de ofertas.
Con la Tarea Ordenamiento, las unidades gastronómicas fueron dotadas de herramientas para gestionar aquellos recursos que ya no llegan “por la canalita” y en lo cual la Resolución 99 del 2019 del Ministerio del Comercio Interior, y otras normativas como el Decreto 28 de 2020 del Consejo de Ministros, abren senderos para irrigarlas de capacidad financiera y autogestión de materias primas que permitan mantener estabilidad y variedad de ofertas.
“Nosotros como entidad debemos buscar iniciativas en la gestión de venta en la que fijemos precios asequibles para la población. Pero esos precios también están relacionados, muchas veces, con el valor monetario de la materia prima, a cómo nos lo vende el particular. El objetivo es incrementar el producto para que haya mayor oferta a la población. Se pone en vigor la oferta y demanda siempre establecido por Finanzas y precios”, refiere Lorisbel Rodríguez Fuentes, administrador de la Unidad empresarial de base (UEB) Las Torres.
En este matrimonio mal llevado, andan divorciados la satisfacción del pueblo y del otro, la remuneración de obreros del sector y el desempeño empresarial.

DE CARA AL MOSTRADOR
“Pienso que en estos momentos el precio es algo subjetivo, que está en dependencia del poder adquisitivo de cada cual, igual sucede con la calidad. Ahora mismo, a mí me parece que estas bolitas de helado tan pequeñas, ¡mire el tamaño!, a siete pesos cada una, es un precio exagerado para una bola que antes costaba 1.50; más que a como está vendiendo hoy el particular, cuando esta es una unidad estatal”, manifiesta Perla Marina Oro Verdecia, quien asistía a la cremería La Luz, de la Ciudad Monumento.
Las brechas entre el sector estatal y particular se notan cada vez menos. Hoy los precios de este sector se equiparan al de los particulares en muchos productos, en otros los supera, cuando se supone que el Estado tenga mayores recursos; y por otro lado, está la cuestión de la calidad del servicio, que sigue inclinando la balanza a favor de los particulares, con una mejor atención, pues “si a fin de cuentas el precio es elevado también por el Estado, mejor ir con el particular que es más atento en su trato”, alega Eliannis Sosa, una de las encuestadas.
“Si la opción es tener algún servicio, lo entiendo, pero si es satisfacer las necesidades de la población, no lo están haciendo. Yo no me siento satisfecha con ninguno de los precios en los lugares que consumo, sobre todo porque no me han dejado una opción donde pueda disfrutar con mi familia, teniendo en cuenta mi salario, sin que incurra en un gasto excesivo que me privaría de muchas cosas necesarias en el día a día.
“Restaurantes como La Sevillana, El Senado, nos parecen que tienen precios excesivos, fundamentalmente el cerdo. Ahora una completa multiplicó por 10 su valor. Sabemos que están comprando por la 99, pero si vas a ir a un restaurante donde compran y te van a revender, ¿cuál es la gestión? Y si le sumas el mal servicio…”, opina Oro Verdecia.
TRAGOS AMARGOS
Las reiteradas deficiencias de las unidades gastronómicas en las cuales persisten incumplimiento de horarios de servicio y la ausencia del administrador, se quedan minúsculas ante la insatisfacción generalizada con la correlación precio-calidad.
Sobre el tema, expresan algunos comensales que, durante esta semana, concurrieron a la Súper Hamburguesera que la calidad del servicio no está acorde con la oferta. En primer lugar, si usted entra a un local que lleva ese nombre y lo identifica como su objeto social, lo primero que debe vender es hamburguesa, de cualquier tipo; pero no hay.
Maikel Manuel Guerra López, quien coincidió con la existencia del producto representativo de la unidad describió: “No hay recibimiento al cliente, no te entregan carta. La dependienta se me acercó y me dijo tenemos tal y más cual oferta. El yogurt, que solicité, está bueno, pero el bocadito deja mucho que desear.
“No todos tienen la posibilidad de venir a un lugar como este y pagar un bocadito a 110 pesos, hasta el más barato, de 40; y sin calidad. La Súper Hamburguesera, de súper solo tiene el nombre: un pan reducido, y dos rodajitas de un picadillo malo, con una lasca de pepino… ciento y pico de pesos. Yo pretendía llevar para el resto de la familia, la dependienta hasta me había gestionado una jabita de naylon, pero al ver aquello, desistí”, dijo.
Para mantener el servicio y pagar el salario a los trabajadores, se adquieren productos por la 99 que en ocasiones no tienen calidad, y otros, que al ser tan caros, inflan la ficha de costo; si aparejado a ello no se hacen gestiones para mejorar la presencia y el sabor, digamos, cátchup, mostaza, vegetales, adecuada cocción, presentación… es imposible cumplir las ventas y pagar utilidades, que dicho sea de paso, corren a cuesta de los altos precios.

SALARIOS MÁS, SALARIOS MENOS
Mirelis Rodríguez Mendoza, dependienta del restaurante La Filarmónica no puede contener su alegría al comentar que el mes pasado pudo devengar un salario de nueve mil pesos. “Primera vez que tengo un salario así. Estoy muy feliz, usted no tiene idea de cuánto tenía que reunir para comprar mochilas y útiles escolares para mi hijo.

-¿Qué crees que ha incidido en estos salarios, los precios de los productos?
-Sí. Antes teníamos mayor oferta y demanda, porque había cerveza; ya no hay, sin embargo, solo con la comida se han aumentado las ventas”, expone Rodríguez Mendoza.
Similar beneplácito recibió Yalisis Martínez, dependienta del Restaurante 1513, quien en el último trimestre del año pasado cobró además de su salario más de siete mil pesos.
El tema de las utilidades caldea los ánimos entre los trabajadores de la unidad El Senado, quienes en su horario de descanso se cuestionan cómo a pesar de tanto laboreo no perciben los “jugosos” salarios que se anunciaron con el paso a UEB, y de los cuales hablaron en el programa Perspectivas, del 1 de julio, ingresando la unidad más de un millón de pesos.
“Somos UEB especializada desde octubre, en el primer trimestre repartimos de utilidades casi dos mil pesos por trabajador, después de separar los pagos pertinentes, incluyendo el fisco”, acuña Maikel Fernández Fonseca, su administrador.
En las variaciones de los precios lo que más incide es el cerdo: “Hace 15 días lo comprábamos en pie a 160 pesos la libra y muerto a 180; actualmente está a 200 pesos muerto, lo cual dispara las fichas de costos.

Similares sacudidas reciben las ofertas que se acompañan con queso, como el café express (103 mililitros) por el valor de 35 pesos; o con mermelada, que hoy cuesta 40 pesos, a raíz del costo del producto lácteo.
A la espera de recibir también similares ganancias está el personal de La Granada y La Cabalgata, que hacen uso de las flexibilidades otorgadas para contratar con particulares productos y conformados que por lógica llegan más encarecidos al pueblo.

NI FRÍO NI CALIENTE
En reciente comparecencia televisiva, directivos del sector gastronómico conversaron sobre el impacto del proceso de perfeccionamiento del sector.
Yanetsy Espinosa Rodríguez, directora de Gastronomía en el grupo empresarial de Comercio, señaló que como parte de ese proceso, de la red de 511 unidades, 114 pasaron a unidades empresariales de base, un proceso iniciado desde el 2019, y que en su criterio “ha arrojado buenos resultados en cuanto a más calidad de los servicios”, mayor disponibilidad de recursos a partir de la Resolución 99, que ampara la autogestión. Dicho sea de paso el 98 por ciento de los recursos con que trabajan es por esa vía.
Al hablar del impacto del perfeccionamiento del sector dijo que antes ingresaban al mes unos 10 millones de pesos y ahora 48 millones, sin embargo, ese dato no es representativo de lo que se define como perfeccionamiento, pues se sustenta en precios elevados y no en un incremento de servicios y oferta.
Espinosa Rodríguez acuña que “hay un análisis sistemático de los costos”, y “que en el caso que proceda se bajarán los precios”, pero en la práctica no está sucediendo así.
Predomina también en el sector la reventa de muchos productos elaborados por particulares, postres y confituras, comprados en encadenamiento y vendidos con un margen comercial, en lugar de adquirir las materias primas y elaborarlos ellos mismos.
Un detalle de última hora, las bolsitas de naylon subieron a 2,50. Argumenta Adrián Quesada Garcés, administrador del mercado Ideal La Granada que “subió el precio de costo a 2.11 pesos y, por tanto, el precio de venta, porque a la empresa no le puede dar pérdida.
Muchos son los retos del sector empresarial por abrirse camino entre precios y ofertas. El secreto está en proponer atractivas ofertas a precios asequibles a todos, y tomando en cuenta que muchos devengan un salario por debajo de sus necesidades.
Corresponde a las autoridades competentes, al Grupo empresarial de Comercio, al Consejo de la Administración y al Ministerio de Finanzas y Precios evaluar el tema de los precios y su correspondencia con la calidad de los servicios para reducir los sinsabores del pueblo y que la asistencia a estas unidades no se convierta en la última cena.