
“Para triunfar. no hace falta emigrar a las grandes urbes”. Dijo con su proverbial sencillez Raúl Eusebio Gutiérrez Saborit (Chevo), el mayor dibujante, caricaturista y humorista, entre los niquereños. Sus obras, cargadas de humor y reflexión, dialogan con aristas diversas de la realidad mediante el uso del absurdo cotidiano, el choteo cubanísimo, la sátira y la ironía inteligentes.
Este retratista del contexto insular, merecedor de incontables premios y reconocimientos, nació el 18 de febrero de 1935 y aprendió a dibujar de forma autodidacta en su pueblo, del cual nunca quiso desprenderse.
PLATO A LA CARTA
Durante décadas trabajó en el departamento de Propaganda Gráfica Política del Partido Comunista de Cuba en Niquero, tributó piezas de artesanía para el Fondo de Bienes Culturales y publicó 2 libros de humor gráfico en ediciones Bayamo: Humor Chevo (2001) y La Vida en Risa (2005) y sus caricaturas disfrutadas en: Cuba, Japón, Francia, Turquía, Brasil, Nicaragua, Italia…
Integró el grupo fundador del Comité municipal de la UNEAC en Manzanillo, colaboró por más de treinta años en las publicaciones: Verde Olivo, Palante, Melaito, Bohemia. Tuvo a su cargo la sección Opinión Gráfica, en el periódico La Demajagua y favoreció a otros espacios publicitarios de México, Alemania, Francia, Bélgica, Japón, Turquía e Italia…
Se acreditó más de 40 premios y menciones: Segundo Premio Humor Costumbrista (1973), Primer Premio y Mención en el II Salón DEDETÉ, Siga la risa (1976), Tercer Premio Concurso Chispa Joven. Semanario Palante (1977), Mención y Segundo Premio en Humor Político, Boyeros 88 y 90, respectivamente, Premio Palante VII Bienal Internacional de Humorismo, San Antonio de los Baños. (1991)…
Recibió el sello del Movimiento de Artistas Aficionados por más de 25 años de labor, la distinción Raúl Gómez García, que otorga el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Cultura y en el
2010 la TV Serrana le dedicó el documental Chevo vs. Chevo, 17 minutos dedicados a la referida personalidad de la cultura en Granma.
DECLARACIÓN COTERRÁNEA
-Conocí a Chevo en la panadería Los dos Panchos, donde trabajaba, cuando en sus ratos libres realizaba caricaturas personales en una especie de papel kraft, a cuanta persona se ponía a su alcance. Así recuerda el inicio de la amistad, el coterráneo y Presidente de la Uneac en Manzanillo, Manuel Olivera Álvarez.
“Era muy ocurrente como sus tíos Pancho y Marcelino, de quienes, pienso, heredó la gracia del humor. Tenía una destreza alarmante para captar la personalidad interna de los elegidos.
“Como pintor lo mismo hacía un retrato que un paisaje real o figurativo, porque dominaba a la perfección esos géneros.
“Figuró entre los primeros niquereños en incorporarse a las Milicias Nacionales Revolucionarias, devino ejemplo a seguir en la visualidad de las artes y principal inspirador para diversos artistas de las formas y los colores.
“Por la calidad de sus obras estuvo muy vinculado a la plástica manzanillera y para quienes crecimos con su ejemplo fue, además, el hombre de mil anécdotas, hasta el final de sus días”.
OCURRENCIAS CHEVONIANAS
En cierta ocasión una señora, quería que Chevo le pintara a Babalú Ayé, una de las deidades de la religión yoruba. Temía por una respuesta inapropiada, hasta que decidió comunicárselo:
-Sé que usted no profesa creencias religiosas, pero necesito que me pinte un San Lázaro.
Y el protagonista con una leve sonrisa le respondió:
-Eso no es problema, señora, ¿Con cuántos perros lo prefiere?