
Tras un período de inactividad, la despulpadora ecológica Santana de Nagua, ubicada en la comunidad masoense de igual nombre, se reporta en óptimas condiciones operacionales para acometer los compromisos industriales previstos para la presente contienda cafetalera.
Esta Unidad de Procesamiento de Café Húmedo tiene entre sus cometidos procesar en esta cosecha unos 42 mil 700 kilogramos de café cerezo, volumen equivalente a más de 3 mil 300 latas del grano, lo que marca un esperanzador reinicio de sus operaciones tras no haber funcionado en la campaña anterior.
En entrevista exclusiva con su administradora, Yarilis Pérez Perdomo, explicó que las entidades que tributan a este centro industrial, díganse la CPA y la CCS Manuel Fajardo, así como la Unidad del Ejército Juvenil del Trabajo Vega la Yua, se prepararon muy bien para la campaña a partir una la exitosa realización de los estimados y una contratación exhaustiva del grano, bases fundamentales para el cumplimiento del programa previsto.
Pérez Perdomo detalló que la estrategia de trabajo presupuesta el procesamiento del 90% de la variedad arábica y la totalidad del café robusta que reúna las condiciones técnicas requeridas. “Históricamente, una variedad que alcanza aquí hasta el 80% de rendimiento industrial, indicador que se espera mantener o superar”.
La despulpadora de Santana, que destaca por ser la única en Bartolomé Masó con un sistema ecológico de reutilización de agua para la disminución de la carga contaminante al medio ambiente, no entró en funcionamiento en la pasada cosecha debido a desperfectos técnicos y la falta de batería y lubricante.
Sin embargo, su administradora aseguró que “actualmente la planta se encuentra en óptimas condiciones operacionales para cumplir su cometido y prestar un servicio de calidad a los productores del territorio”.
Esta instalación, cuya infraestructura data de la década de los años 80 del pasado siglo, época de mayor auge cafetalero en las serranías masoenses, fue reorientada y modernizada en el año 2005 para implementar el actual sistema amigable con el entorno, combinando así la robustez de su historia con la innovación tecnológica necesaria para un desarrollo sostenible de la región.
De ahí que la reanudación de sus operaciones industriales representa un aliento para los caficultores de la zona y un paso firme en la recuperación de una tradición económica vital para estas montañas.