Reencuentro entre hermanos

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Por Gislania Tamayo Cedeño | 17 diciembre, 2025 |
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Después del revés de Alegría de Pio donde muchos expedicionarios perdieron la vida, otros fueron hechos prisioneros y algunos condenados a seis años de prisión.

Algunos lograron escapar a las ciudades, otros se internaron en los montes tratando de llegar a la Sierra Maestra.

Largas jornadas deambulando por lugares desconocidos, sin ayuda, agotadoras jornadas con hambre, sed le acompañaban. Poco a Poco fueron reencontrándose, gracias al apoyo de algunos campesinos.

Fidel acompañado de Faustino Pérez y Universo Sánchez llegaron a la casa de Andrés García, un valeroso anciano con el que sostuvo una larga conversación.

Unidos a Guillermo García, Ignacio Pérez y otros continuaron su recorrido hasta llegar a la casa de Mongo Pérez, hermano de Crescencio Pérez que dirigía el Movimiento 26 de julio en la zona.

En este sitio se reunió otro grupo en el que estaban Raúl Castro, Efigenio Ameijeiras, René Rodríguez, Ciro Redondo y otros.

Una alegría contagiosa hizo exclamar a Fidel… Vienen con sus uniformes, y con sus balas y con sus fusiles. Ahora si los días de la tiranía están contados.

Al reencontrarse Fidel con Raúl en Cinco Palmas y saber que entre ambos tenían siete fúsiles, el Comandante en Jefe, afirmó… Ahora sí ganamos la Guerra.

Guiado por Guillermo, llega el tercer grupo integrado por Ernesto Che Guevara, Juan Almeida, Ramiro Valdés, Rafael Chao, Camilo Cienfuegos y Benítez.

Reagrupados, decidieron continuar hacia la Sierra Maestra convencidos de la causa que defendían y ratificaron su confianza que lograrían vencer todos los obstáculos y alcanzar la victoria.

Antes de continuar la travesía Fidel escribió una carta a Ramón Pérez, agradeciendo el apoyo dado por los campesinos. En ella manifestaba:

Al iniciar de nuevo la marcha hacia la Sierra Maestra, donde seguiremos luchando hasta vencer o morir, queremos dejar constancia de nuestro reconocimiento al compañero Ramón Pérez y a su familia que nos ayudó a reagrupar el primer contingente de nuestro destacamento, lo abasteció durante ocho días y lo puso en contacto con el Movimiento en el resto de la Isla. La ayuda que hemos recibido de él en los días más críticos de la Revolución, es lo que nos alienta a seguir la lucha con más fe que nunca, convencidos de que un pueblo como el nuestro merece todos los sacrificios. No sabemos cuántos de nosotros caeremos en la lucha, pero aquí quedan las firmas de todos, como constancia de infinito agradecimiento.

En el discurso en la clausura del X Periodo Ordinario de Sesiones de la Tercera Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular, efectuada en el Palacio de Convenciones, el 27 de diciembre de 1991, expresó:

“Cuando andábamos por unos cañaverales con unos pocos fusiles, o Raúl y yo nos encontramos en Cinco Palmas, realmente lo que habíamos reunido eran siete armas, nada más, ¡siete armas! Si nos ponemos a contar las balas y las armas que teníamos contra todo aquel ejército que tenía tanques, aviones, millones y lo tenía todo, ¿qué? Podíamos habernos desanimado”. 

Aquel 18 de diciembre de 1956 y en los días posteriores en que llegaron nuevos combatientes, se reafirmaba la continuidad histórica de la Revolución Cubana, es un acontecimiento histórico de significativa importancia y pone de manifiesto una vez más el optimismo de Fidel Castro.

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