
Durante años bosques y potreros fueron predominantes en su horizonte productivo, la actividad ganadera era floreciente entonces y no eran acentuados males como el hurto y el mal manejo de la masa ganadera. Luego llegaron tiempos de carencias, de limitados recursos, que obligaron a buscar nuevas variantes de vida, al punto de optar por la producción cafetalera como la tabla de salvación a la que aún se aferran.
La ubicación de sus áreas en la zona de Sao Grande, justo en la precordillera de la Sierra Maestra del municipio granmense de Bartolomé Masó, fue la razón por la que muchos se mostraran escépticos sobre la viabilidad de la decisión adoptada, mas, el tiempo se encargó de demostrar cuan acertados estuvieron los campesinos de la Cooperativa de Producción Agropecuaria (CPA) René Ramos Latour, al dar un giro radical a sus faenas productivas.
Posicionados actualmente como referentes de la agricultura sostenible de montaña, estos hombres y mujeres de campo sobresalen además por su contribución al desarrollo económico y social comunitario y como entes de cambio y prosperidad.
Con el apoyo del proyecto de Desarrollo Cooperativo Agroforestal, también conocido como PRODECAFE, auspiciado por el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola de las Naciones Unidas (FIDA) de conjunto con el gobierno cubano, esta entidad agrícola no solo logra el mejoramiento de sus áreas cafetaleras, sino también un impacto positivo sobre sus campesinos y su entorno.
Después de renovar más de 10 hectáreas de café y establecer otras 6, buscamos ahora expandirnos hasta llegar a las 23, comenta Pedro Acosta Rodríguez, presidente de dicha cooperativa.
“Este crecimiento está limitado por la escasez de mano de obra, ya que actualmente contamos con apenas 12 cooperativistas y que, además del café, gestionamos también 5 hectáreas para el desarrollo forestal y otras 8 destinadas a los cultivos varios, incluyendo hortalizas y viveros”.
“Gracias a nuestra inserción en el proyecto, hemos recibido importantes recursos y equipos que han facilitado la labor en el campo, entre los que se encuentran: tres motosierras, veinte mochilas de fumigar y un tractor multiuso marca ITO, equipado con hoyadora, pala frontal y retroexcavadora”.
“Fuimos beneficiados además con veinte módulos de herramientas para las atenciones culturales al cultivo, sin dejar de mencionar las capacitaciones recibidas por parte de especialistas del proyecto y de la dirección de la empresa agroforestal municipal”.
La René Ramos destaca de igual modo como una de las pocas entidades de su tipo que, al término de la anterior cosecha completaron sus estimados productivos y trasciende además como una de las de mayores rendimientos agroindustriales del rojo grano, precisa Aleibis Milanés Ramos, especialista de proyectos de la agroforestal masoense.
“Sus rendimientos actuales rondan las 0.20 toneladas de café oro por hectárea, cifra que, aunque se encuentra por debajo de lo esperado según las pautas del proyecto establecidas en 0.22, es notablemente superior a la media municipal, que se sitúa en las 0.08 toneladas por hectárea”.
Un aspecto significativo de la CPA, agrega Aleibis, es su compromiso con la inclusión social al lograr la incorporación de 6 mujeres a sus actividades productivas y de 4 jóvenes usufructuarios, quienes también se benefician del proyecto.
“Estos jóvenes no solo han recibido los recursos contenidos en los sets de herramientas y las mochilas de fumigar, sino que también han participado en acciones de capacitación en diversas áreas. Además, dos de ellos recibirán próximamente sistemas de riego tecnificados que emplean energía solar fotovoltaica, lo que representa un avance importante hacia el futuro sostenible al que aspiramos”.
La CPA René Ramos, ha establecido un anticipo salarial para sus trabajadores que asciende a los 4 mil pesos mensuales, monto que se incrementa durante los meses de cosecha y cuando se adentran en las labores de conservación de suelo, estas últimas financiadas por el estado cubano.
Sus cooperativistas también colaboran con la Estación Experimental de Café y Cacao de Guisa en un proyecto orientado a la producción de abonos orgánicos, asociación que no solo busca mejorar la calidad del suelo y los cultivos, sino que también promueve el desarrollo integral de estas montañas y sus habitantes.