Renato Recio: claudicar jamás

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Por Gislania Tamayo Cedeño | 11 diciembre, 2023 |
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El 23 de Junio de 1938, nació Renato José Recio Recio en una casa ubicada en la calle Lealtad, e/ San Miguel y San Rafael, La Habana.

Apenas tres años tenía cuando fallece su madre. Su abuela residente en el Cerro lo acoge en su hogar con cariño. Tiempo después su madrasta Olimpia Galdo Sandoval lo recibe en su casa y lo enseña a leer y escribir.

Diez años tenía cuando también muere su padre. Un consejo de familia liderado por su tía Esther Recio de Villamil, quien adoptaba a otros sobrinos, se presenta ante el Juzgado del Vedado, y decide que Renato pase bajo abrigo familiar. Recibe una educación docente esmerada hasta que es presentado al Instituto de La Habana, donde les fue aprobado su ingreso.

Cuando sucede el golpe de estado del 10 de marzo era aun estudiante del Instituto, es aquí cuando Renato se enrola en actividades clandestinas. Esto provoca disgustos familiares por las varias llamadas de atención de la dirección de la escuela.

Renato no obedece los tantos reclamos de sus tíos. La casa comienza a ser sitio de sospechas de las autoridades del gobierno.

Al ocurrir el Asalto al Moncada, él se alejó de su casa, pues comenzó a ser perseguido por las actividades conspirativas contra el gobierno de Fulgencio Batista, y su tío era conducido reiteradamente a la Segunda estación policial donde era humillado y maltratado.

Renato alquiló una habitación en la calle Compostela y Teniente Rey; donde se reunía con dos compañeros y allí confeccionaban programas y panfletos, que distribuían en las aulas y comercios.

Esta casa fue asaltada por la policía una tarde en que Renato no se encontraba en ella.

A partir de este momento su persecución era constante.  Se une a un grupo de 12 jóvenes y deciden marchar a la Sierra Maestra para unirse a Fidel.

Llega a la ciudad de Manzanillo y seguidamente asaltaron la gasolinera que abastecía de combustible al ejército batistiano.

Dos entraron en la gasolinera, amarraron al empleado y se llevaron al mensajero y un jeep, los otros se quedaron en la mitad del camino, agotaron la gasolinera y tuvieron que salir a pie, no sin antes dejar en libertad al mensajero.

A las pocas horas fueron presos y conducidos a un monte donde los iban a matar cuando llegó el comandante Barrera que era el jefe de la plaza y les salvó la vida a todos. Fueron trasladados a Santiago de Cuba.

Son identificados 8 prisioneros por el mensajero, Renato y otros tres quedaron en el final y no fueron reconocidos. Puestos en libertad los enviaron a La Habana bajo la condición de presentarse todos los días primeros en la estación de policía cercana a su casa.

Renato de nuevo se incorporó a las luchas clandestinas y se dirigió a Las Villas. Fue llevado por un guía al Escambray haciendo labor de comando subiendo hombres y medicinas. Tenía 12 hombres a su mando.

Días después es asignado a cumplir una riesgosa misión que consistía en cuidar la casa de Salustiano Pedraza y Rodrigo, donde se confeccionaban bombas, granadas de mano y además servía como depósito de armas. Sin titubear dio el paso al frente demostrando que esta revolución era de juventudes.

Esta casa fue delatada por un traidor que pertenecía al M-26-7, el cual se pasó para el Servicio de Inteligencia Militar (SIM). Renato desde una ventana ve acercarse una maquina perteneciente al SIM, seguida de un camión del ejército. Pudo haber escapado sin embargo los espero.

Cercaron la cuartería y de una patada en la puerta con ametralladora en mano, hizo su entrada en la casa el agente del SIM Orlando Campos Vives (alias boca chula).

Renato fue obligado a levantar las manos puesto contra la pared con fin de tirarle, por lo que Renato le gritó, no tire que hay pólvora.

Fue sacado en una máquina pintada de negro correspondiente al SIM sometido a crueles torturas, muerto desaparecido.

A un se desconoce qué día y en qué lugar fue asesinado, razón por la cual se le recuerda cada 11 de diciembre, el día en que fue arrestado.

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