Sabino Pupo: un guía inclaudicable del campesino cubano

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Por Gislania Tamayo Cedeño | 20 octubre, 2025 |
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Aproximadamente a las 2 y media de la tarde del 20 de octubre de 1948, Sabino Pupo Milián se acercó a su amigo Mundo Reyes y le dijo: “Oye, Mundo, vamos a sacar un ganado que la gente de la compañía echó dentro de las siembras de los campesinos”.

En compañía de otros campesinos, salieron a buscar un ganado que se había escapado a través de una cerca rota. Los animales los tenía en su poder el mayoral Manuel Leyva, trabajador del ingenio de “la Manati Sugar Company”.

No quiso entregarlos, manifestando que el terreno y los animales eran de la compañía. Sabino, se defendió con la palabra, pero él disparó dos balazos, que lo mataron al instante.

Sabino había nacido en 1895 en el seno de una familia campesina colaboradora de los mambises. En 1943 se traslada a Camagüey con su familia y se instala en las tierras realengas de Camalote, sitio cercano a Nuevitas.

No tardo mucho tiempo para que él y sus vecinos sufrieran los azotes de la Manati Sugar Company que ambicionaba ocupar esas tierras.

Los campesinos se organizan en asociaciones para defenderse y Sabino es elegido el representante de Camalote.

Varias propuestas recibe por parte de hombres desalmados servidores de los yanquis para que traicione la causa por la que luchan los campesinos: el derecho a la tierra.

Según sus compañeros de lucha y familiares, era uno de los más prestigiosos dirigentes campesinos de Camagüey en la década de los 40. Valiente e íntegro con sus principios, no se dejó sobornar jamás por las compañías reaccionarias yanquis.

Su respuesta no se hacía esperar, sin titubeos decía tajante…”No existe dinero que pueda comprar la vergüenza de los campesinos”.

Salvador Rionda de la Torriente, había mandado a buscar a Sabino para proponerle una colonia de 25 caballerías y otras 25 para potrero, con un cheque de 50 mil pesos a cambio de que abandonaran el lugar. “Ni así me dé el central, yo no vendo a mis compañeros”, fue la respuesta del digno guajiro.

Otra vez le propusieron entregarle 50 caballerías de tierras como precio, a lo que contestó: “Si me entregaran el mismo Central Manatí, no lo cambio por el prestigio mío y de mi familia, ni por el derecho de los campesinos a la tierra”.

Los campesinos apoyan a Sabino, saben que no los traiciona. Se solidarizan con la causa que defiende. Crece su prestigio.

Se cumplen 76 años de haber asesinado a un guía inclaudicable del campesino cubano, un hombre valiente que jamás empeño su palabra ni violó sus principios revolucionarios.

Siendo analfabeto supo organizar e impulsar el enfrentamiento de casi mil campesinos contra las compañías latifundistas y geófagas hasta su muerte.

El campesinado cubano aportó su valiosa cuota de héroes y mártires a las luchas revolucionarias de reivindicación social, hombres que dejaron una profunda huella con los cuales hay un compromiso eterno de gratitud.

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