Santiago rebelde viste el verde olivo

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Por Gislania Tamayo Cedeño | 30 noviembre, 2025 |
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El 30 de noviembre de 1956 fue la fecha escogida para realizar la operación que serviría de apoyo al desembarco del yate Granma que había partido del puerto de Tuxpán en México el 25 de noviembre con 82 hombres a bordo.

Un telegrama enviado desde México a Arturo Duque de Estrada, secretario de Frank País con el texto… …«Obra pedida agotada», era la señal de aviso para el levantamiento de los miembros del Movimiento 26 de julio (M-26-7) en Santiago de Cuba.

El cable se recibió a las 11 de la mañana del 27 de noviembre; se enviaron otros similares a las direcciones provinciales del Movimiento 26 de Julio de La Habana y Las Villas; y al Directorio Revolucionario.

El propósito esencial de los revolucionarios era obstaculizar las operaciones del ejército batistiano y dispersar sus fuerzas. Sin embargo, ante las inclemencias del tiempo y la sobrecarga del yate no fue posible llegar el día acordado, sino el 2 de diciembre, dos días después.

Las fuerzas revolucionarias en Santiago se dividieron de la siguiente forma: un grupo, dirigido por Pepito Tey y Otto Parellada, atacarían la Jefatura de la Policía; otro grupo tomaría el local de la Policía Marítima; y un tercer grupo, tendría como misión disparar con un mortero al cuartel Moncada, para evitar que la guarnición saliera.

Otros grupos rescatarían a los revolucionarios presos en la Cárcel Provincial de Boniato,    y ocuparían armas y parque en la armería Marcé.

Al no poder lograrse la coordinación entre el levantamiento y los expedicionarios, el ejército batistiano centró toda su represión en Santiago, ejerciendo operaciones de persecución a los miembros del Movimiento 26 de Julio y a los colaboradores. Ese trágico día perdieron la vida los jóvenes Pepito Tey, Otto Parellada y Tony Alomá.

Frank País, jefe del movimiento en Santiago describió lo ocurrido aquel día en la edición clandestina del periódico Revolución, órgano oficial del Movimiento 26 de Julio, correspondiente a la segunda quincena de febrero de 1957:

«La población entera de Santiago, enardecida y aliada de los revolucionarios, cooperó unánimemente con nosotros. Cuidaba a los heridos, escondía a los hombres armados, guardaba las armas y los uniformes de los perseguidos; nos alentaba, nos prestaba las casas y vigilaba el lugar, avisándonos de los movimientos del Ejército. Era hermoso el espectáculo de un pueblo cooperando con toda valentía en los momentos más difíciles de la lucha».

El levantamiento armado del 30 de Noviembre de 1956 demostró la fortaleza y el prestigio del M 26 7, ayudó a forjar la enorme máquina de la lucha clandestina, de la cual Frank País era el alma y guía.

No obstante a ello, el acontecimiento demostró la vitalidad y la potente fuerza de los revolucionarios, para los cuales comenzaría entonces una nueva etapa: la lucha por la definitiva liberación.

 

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