Esta agencia de ONU recién anunció en dicho grupo a la nueva Reserva de biosfera de la isla de Bioko, imponente paraje de naturaleza de Guinea Ecuatorial, y comunicó que este año nombraron 26 nuevas áreas merecedoras de esta condición en todo el mundo.
Asimismo Santo Tomé y Príncipe se convirtió en el primer Estado en tener todo su territorio clasificado como reserva de biosfera, ponderó la Unesco.
Se trata de zonas o espacios únicos donde personas y naturaleza conviven, generando soluciones sostenibles frente a los grandes desafíos actuales.
La Red Mundial de Reservas de Biosfera, con 785 sitios en 142 países, ha sumado desde 2018 más de un millón de kilómetros cuadrados de espacios naturales bajo protección, una extensión comparable a la de Bolivia, según datos de esta agencia.
Tales espacios protegen algunos de los ecosistemas más ricos y frágiles del mundo.
Representan una parte considerable de la biodiversidad al incluir más del 60 por ciento de las especies de vertebrados terrestres, el 12 por ciento de los manglares cartografiados, el 10 por ciento de las marismas salinas y el ocho por ciento de las praderas marinas de todo el planeta.
Además, las reservas de la biosfera promueven iniciativas locales y ciudadanas, y sirven de lugar de aprendizaje para las generaciones más jóvenes a través de programas educativos adaptados a las escuelas y comunidades de esos lugares y también indígenas.