Sentir como propio el dolor ajeno

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Por Yudelkis de la Hera Jeréz. | 12 mayo, 2024 |
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FOTO cortesía de la entrevistada

Más de tres décadas de labor ininterrumpida avalan la trayectoria laboral de la enfermera Digna Pérez Ramírez, y aunque desde hace un año es jubilada del sector, asegura que está dispuesta a seguir ofreciendo lo mejor de sí en beneficio del pueblo. En la comodidad de su hogar adornado por fotos en la pared que reflejan las caritas sonrientes de  sus adoradas nietas accede a conversar con esta periodista.

¿Cuáles fueron sus inicios en la enfermería?

-Mi vida laboral trascurrió en el Hospital Gelacio Calaña de la Hera de Niquero. Trabajé durante 38 años. Cuando me gradué me ubicaron en la sala de Pediatría, luego  trabajé un año en Cuerpo de Guardia.  Hice un curso de Enfermera Neonatóloga, especialidad que  desempeñé hasta mi jubilación. La mayor parte de mi labor estuvo dedicada a los niños, una experiencia muy linda a pesar de  que muchas  personas la consideran difícil.

“Cuando se trabaja con amor se logran buenos resultados. A mí me gustaba mucho atender a los recién nacidos, una vivencia única sobretodo cuando asistíamos  partos.  Atendíamos a los niños cuando nacían  graves y los recuperábamos”.

¿Qué significó para usted darle la bienvenida al mundo a un recién nacido?

-Es la mayor satisfacción que pueda tener una enfermera. Ver nacer a un niño, recuperarlo cuando nacen graves y  que todo salga bien es una experiencia única. El personal de enfermería debe pensar que esa persona que acude a los servicios médicos puede ser tu propia familia. Hay que trabajar con mucho amor y profesionalidad, pero sobre todo que te guste mucho.

Ser enfermera es una labor difícil con horarios nocturnos.

-Tuve mucho apoyo familiar. Gracias a la ayuda incondicional de mi madre y mi esposo  que es Licenciado en Imageneología pude desarrollar mi trabajo y atender a mis hijos. Tuve mellizos, mi mayor orgullo porque ambos son trabajadores del sector de la salud al igual que mi esposo.

“Uno de mis hijos es doctor y el otro licenciado en Epidemiología. Mi madre me ayudaba mucho en el cuidado de los niños y mi esposo, que también trabajaba en el sector siempre compartió las responsabilidades en el hogar. A veces, por urgencias médicas, debía trasladarme hasta Manzanillo con algún  caso y regresaba muy tarde. Nunca tuve problemas por eso.

“Mis hijos ya son hombres dedicados a su familia y su trabajo. Tengo tres hermosas nietas que me llenan de alegría. Yo las disfruto mucho y siempre las apoyo. Ellas forman parte del Taller de Creación Infantil Atrapasueños, me gusta acompañarlas cuando tienen ensayos y actividades”.

¿Cómo valoras el trabajo de enfermeras y enfermeros?

-Muy sacrificado. Muchas veces las personas no reconocen este trabajo. Es la persona que está todo el tiempo al lado del paciente. No existen horarios, días festivos ni feriados. Cuando llegas a casa tienes a la familia que también necesita de tu tiempo. Me siento muy satisfecha. A las nuevas generaciones les digo que trabajen con mucho amor pero sobre todo que sientan como propio el dolor ajeno.

 

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