Ser maestro

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Por Darielis Calzada Alarcón | 22 diciembre, 2024 |
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FOTO Darielis Calzada Alarcón

 

Si al incorporarse al curso para maestros emergentes  ofrecido en la juventud, alguien le hubiera dicho que ejercería la profesión toda la vida, de seguro no se lo habría creído: la vio como única opción de trabajo a su alcance; pero le ha dedicado más de 45 años.

Hipólito Pérez Elías es licenciado en Educación de la Enseñanza Media Superior. Natural de Punta Brava, en el municipio de Jiguaní, se desempeña como profesor de Matemáticas en la escuela pedagógica Rubén Bravo Álvarez, de Bayamo, y ha formado a varias  generaciones.

“Mis alumnos son mi pasión, son como mis hijos y trato siempre de inculcarles no solo lo educativo, sino prepararlos para la vida: Intento sembrar el amor a la patria, la idea de que todo no es vivir por vivir, sino que es necesario prepararse.

“El maestro debe ser, fundamentalmente, patriota, revolucionario, educado, estudioso, respetuoso, un ejemplo positivo ante la sociedad y ante él mismo”.

Mientras se peina el cabello y luego el bigote, ambos emblanquecidos por el tiempo, el profesor Hipólito  cuenta sobre el orgullo que siente al ver a médicos, ingenieros y otros profesionales, quienes agradecen sus años de enseñanza. La frase “lo que soy hoy se lo debo a usted”, es una de las más atesoradas.

Es partidario de la motivación para impartir una clase; según su experiencia, sin motivación no se logra estimular al estudiantado para recibir el contenido.

“Hago preguntas sobre el contexto actual del país o del mundo, ejercicios donde se manifieste el tema a abordar; empleo, además, la tecnología e incito a mis pupilos a indagar sobre las tecnologías de la información y la comunicación mediante tareas relacionadas con el tema.

“Prácticamente todas las ciencias se relacionan con la Matemática, si no se aprende desde los primeros grados, las personas serán engañadas en la vida; entonces, cuando los hijos o un vecinito pidan que se les explique un ejercicio y alguien como padre no sepa responder, es una situación triste, por eso es un orgullo para mí, como matemático, haber enseñado al menos lo básico”.

La asistencia y puntualidad son virtudes que lo caracterizan. Comenta que durante la vida laboral jamás necesitó un certificado médico y en la actualidad sus padecimientos no le impiden trabajar.

“Para mí, algo importante es no faltar un día al trabajo o que mis estudiantes estén y yo sea el ausente, pues un turno de clases es sagrado”, resalta.

Cada fin de curso y en la jornada del educador, Pérez Elías, merecedor de varios reconocimientos y condecoraciones, es agasajado por su colectivo. Ostenta las medallas Rafael María de Mendive y Pepito Tey. Sin embargo, para el maestro, el mayor reconocimiento es ser querido por sus estudiantes y admirado por sus compañeros de trabajo.

“Mi objetivo es aportar a la integralidad y al desarrollo de las nuevas generaciones, a esos jóvenes que son el futuro”.

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