Sergio y Luis Saíz Montes de Oca no han muerto

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Por Agencia Cubana de Noticias (ACN) | 12 agosto, 2025 |
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 “(…) No tenemos más que nuestras vidas, avaladas con la honradez de un pensamiento justo y una obra inmensa que realizar y como ofrenda de devoción y desprendimiento las hemos depositado en los brazos de la Revolución Cubana -justa, grande, renovadora, honrada, socialista-, sin más esperanzas que ver cumplidos estos sueños”.

Idea contenida en el documento ¿Por qué luchamos?, considerado el testamento político de Sergio y Luis Saíz Montes de Oca, asesinados el 13 de agosto de 1957 en su San Juan y Martínez, y una de las evidencias más claras de sus convicciones.

Lejos estaba de imaginar la dictadura de Fulgencio Batista que aquellos adolescentes pasarían a la inmortalidad y continuarían en los corazones de los cubanos, porque hace 68 años, a pesar de las balas y la partida física, no murieron.

La madurez política de los hermanos era tal que idearon el camino que debía seguir la Revolución, que abarcaba aspectos como el rol de la enseñanza en la formación de valores.

Crearon las cátedras martianas, planearon incluso la universidad obrera Julio Antonio Mella que llegaría a los habitantes de pueblos del campo; pero esos anhelos se verían materializados a partir de la victoria del primero de enero de 1959.

Aprendieron a querer la libertad de Cuba, pisoteada por gobiernos de turno al servicio de Estados Unidos, y murieron en defensa de sus principios.

Ese día la policía se empeñaba en no permitir ninguna acción de los revolucionarios, teniendo en cuenta que se celebraba el cumpleaños del líder Fidel Castro Ruz, quien suponía un riesgo para los intereses de la tiranía en el poder.

Pero Luis y Sergio, combatientes clandestinos de 18 y 17 años, respectivamente, estaban dispuestos a romper esa tranquilidad y “burlar” las órdenes de los altos mandos de los cuerpos represivos.

“No temas, algún día te sentirás orgullosa de nosotros”, fueron las últimas palabras pronunciadas a su madre Esther antes de salir de casa esa tarde, convencidos de que la jornada no pasaría inadvertida para los esbirros, y cual premonición de un desenlace fatal.

Ambos dejaron una huella innegable en la mayor de las Antillas por su quehacer político; y su legado va más allá.

Fueron jóvenes que desde pequeños empezaron a escribir poemas y cuentos, inclinaciones artísticas que hoy todavía resultan desconocidas por no pocas personas.

Actualmente, instituciones como la Asociación Hermanos Saíz (AHS), la casa museo enclavada en San Juan y Martínez o la Universidad de Pinar del Río de una forma u otra contribuyen al acercamiento de la población al quehacer de los dos revolucionarios.

Cada año la AHS les rinde tributo mediante la jornada 13 de Agosto, que ha trascendido los límites geográficos del territorio para convertirse en un homenaje patrio por varias provincias cubanas, incluyendo el ascenso al Pico Turquino, la mayor elevación de la Isla.

Esa organización no cesa en el empeño por acercar la obra de los hermanos a todas las generaciones de cubanos, sobre todo las más jóvenes, por lo que llevó al dramatizado radial nueve cuentos de Luis Saíz Montes de Oca, contenidos en el libro Los antepasados, del guantanamero Eldys Baratute.

El proyecto llamado En los pinos verdes, una producción de Radio Guamá y la Asociación Hermanos Saíz en la provincia, llega en tiempos en que los libros impresos se agotan y existen brechas mayores con la literatura, especialmente para las nuevas generaciones, aseguró Yusley Izquierdo Sierra, director de la iniciativa.

Redimensiona la obra del mayor de los hijos de Esther, que renace a partir de las visiones de cada realizador, acotó.

Con ediciones La Luz hicimos en Holguín un audiolibro de poemas de Luis y Sergio en voces de varios creadores; también el libro «Juventudes», por el sello Aldabón, con una selección de ensayos y artículos realizada por el pinareño Luis Figueroa, aseveró Yasel Toledo Garnache, presidente nacional de la AHS.

Porque los hermanos Saíz van más allá de las fronteras geográficas de Vueltabajo y desde hace décadas constituyen símbolo para toda Cuba.

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