“Mi novio y yo mantenemos una relación a distancia hace más de ocho meses porque vivo en Cuba, y él, aunque es también cubano, actualmente reside en otro país.
“Al inicio, en reiteradas ocasiones, nos abatía la nostalgia entre el mar y la tierra. Se nos hacía infinito el día, sobre todo por la falta de roce físico. Porque en esa circunstancia se extraña incluso la mirada más furtiva.
“Hubo jornadas demasiado monótonas, de palabras muy cortas; otras de lágrimas y recuerdos. Llegué a pensar que en lo adelante todo lo que implicaba contacto sería cosa pasada. Nos extrañábamos demasiado.
“El sexo lo di por perdido. No fue hasta que se incluyeron en el diálogo las propuestas de seducción y más adelante, las charlas se convirtieron en algo más íntimo; en su momento pudiéramos decir que comenzamos a tener cibersexo”, revela lentamente la joven Marlén como si tuviese miedo de ser juzgada.
El método de “salvación amorosa” que rompe con los cánones tradicionales sexuales, se experimenta a partir el sexo online, donde se simula el acto sexual, mediante chat, webcam y el intercambio de imágenes y audios. Otros, también aprovechan para la satisfacción erótica materiales posicionados en Internet con ese fin.
La intimidad en línea permite disfrutar de una aventura sexual emocionante, aun cuando los participantes se encuentran a kilómetros el uno del otro. Con él, no se corre el riesgo de embarazo o contagio de infecciones de transmisión sexual. Mas, como todas las cosas, se pasea entre matices de luz y oscuridad.
Al tanto de los pormenores
Dentro y fuera de las fronteras digitales, el cibersexo, se presenta como un fenómeno social en el cual el erotismo pasa de una cuestión física, emocional y afectiva, a ser un ingenio tecnológico del placer a partir de la comunicación mediada por los dispositivos electrónicos.
Se estima que, en los adultos, los hombres muestran mayor predilección por el consumo de contenidos audiovisuales sexuales, sobre todo cuando se masturban; mientras las mujeres optan por el contacto y la intimidad con otros internautas.
La experiencia erótica en el sexo online puede implicar la participación de dos o más sujetos. La interacción se efectúa en tiempo real a través de diferentes aplicaciones o páginas web de citas; con el fin de obtener y propiciar estimulación y excitación.
Al poder practicarse con más de una persona, posibilita a los individuos conocer su propia sexualidad, sus estímulos favoritos antes de explotarlos en el encuentro amatorio físico y real.
En esas relaciones sexuales se da riendas sueltas a la imaginación y con ella a las fantasías; una de las razones por la que cobra cada vez mayor popularidad entre jóvenes y adolescentes.
La Doctora en Sociología Diurkis Madrigal León explica que la proliferación del cibersexo en esas edades se debe, en parte, a que en la actualidad se genera una apertura del respeto a la individualidad, que en comparación a épocas anteriores cobra valor significativo; y con él prevalece una mayor libertad sexual, ya que los dispositivos inteligentes empleados son personales y la familia no siempre controla la forma en que los manejan.
“Se ha tomado como una moda, porque los sujetos lo ven una tendencia novedosa con la que pueden estar al ritmo de su tiempo y de lo que otros hacen. A quienes lo realizan les resulta muy atractivo, por estar intrínsecamente vinculados el sexo y la tecnología”, puntualiza la también profesora de la Universidad de Granma.
Otros investigadores afirman que, entre los beneficios del sexo en internet para el desarrollo psicosexual de los jóvenes y adolescentes, figura el hecho de que constituye una vía eficiente en la satisfacción del deseo en la intimidad, compensa la escasez de conocimientos sobre sexualidad, permite encontrar parejas románticas o sexuales y posibilita distraerse del aburrimiento y los problemas cotidianos.
Cuidado con la tentación
Sin embargo, no pocos expertos advierten que entre las secuelas negativas más preocupantes de ese tipo de actividad se encuentran el incentivo a actitudes sexuales dañinas, a la transgresión de las reglas de la sociedad, al comienzo precoz y promiscuo de las relaciones carnales y finalmente el incremento de las agresiones en la intimidad.
También puede desembocar en una adicción que, en muchos casos, comienza por mera curiosidad y se convierte en un comportamiento compulsivo e incontrolado en la búsqueda de experiencias cada vez más intensas; y encuentra como resultado el deterioro del funcionamiento del individuo en los distintos ámbitos de su vida.
Las referencias bibliográficas revisadas concuerdan en que supone un problema para el 5% de los usuarios hombres y el 2% de las mujeres.
De acuerdo con una publicación de la Revista de Psicología, la dependencia al cibersexo es equivalente a la de las sustancias tóxicas como el alcohol, el tabaco, la cocaína, entre otras; de igual modo a comportamientos nocivos, entre ellos la ingestión frenética de comida y el uso desmedido de internet.
Los adictos a esa actividad le dedican la mayor parte de su tiempo; en la que persisten a pesar de sus consecuencias perjudiciales, fallan en el intento por dominar su conducta y niegan tener una dificultad.
Pero los riego que trae aparejado el sexo online no terminan ahí, pues existe la posibilidad de que las fotos, los mensajes de texto, los audios y los video íntimos compartidos se filtren y estén al alcance de todo aquel que acceda al ciberespacio.
Al respecto, el director del Palacio de Computación y Electrónica en Granma, Carlos Ariel Blanco de los Ríos, advierte que toda la información que se comparte en red, en cualquiera de sus plataformas por más cifradas y seguras que se autodenominen, son manipuladas por terceras personas, se almacenan en servidores y no tienen fecha de caducidad.
“Los datos personales que se envían en diferentes formatos, se alojan en el sistema por tiempo indefinido y pueden hacerse públicos en cualquier momento.
“Es posible crearse cuentas falsas en las redes sociales y si la actividad sexual por esta vía se realiza con desconocidos, en múltiples ocasiones propicia los casos de ciberacoso y chantaje sexual, principalmente en jóvenes y adolescentes, quienes lamentablemente son víctimas del uso inadecuado de las tecnologías”, aclara además de los Ríos.
Si bien es cierto que el entorno virtual ofrece una extensa gama de posibilidades, en cuanto a la exploración de la sexualidad de maneras diferentes a las tradicionales, la urgente necesidad de que los usuarios utilicen las herramientas del internet resguardando su privacidad y con ella la seguridad y su integridad física y moral es, de igual modo, una realidad.