
En la más reciente sesión del Parlamento, el primer ministro Imad Khamisn hizo una panorámica sobre la situación económica, social y de servicios en el país, y respondió a las cuestiones de los diputados sobre el desarrollo de la labor a todos los niveles, refieren medios de prensa.
‘La eliminación de esos desafíos requiere, en primer lugar, acabar con el terrorismo’, y explicó que los daños en el sector de energía de la región central a consecuencia de los recientes ataques se estiman en tres mil millones de libras sirias (algo más de seis millones de dólares).
El primer ministro dijo que la única manera de garantizar la electricidad es la importación de petróleo y en ese sentido explicó que ‘el embargo impuesto sobre Siria impide esta acción, por tanto el gobierno debe pagar un 20 por ciento más para importar los derivados del petróleo’.
Siria se autoabastecía de petróleo, gas y sus derivados pero a partir de fines del 2011, tanto el Daesh como otros grupos terroristas, mantuvieron los ataques y ocupación de unos 40 yacimientos, fundamentalmente en las estratégicas provincias de Homs, Raqqa y Deir Ezzor.
A partir de ese año, la Unión Europea y Estados Unidos decretaron un feroz bloqueo comercial que impide la adquisición de insumos, tecnología y otros medios para la economía de la nación y que hasta el 2016, junto a la guerra impuesta al país, ocasionaron pérdidas por más de 200 mil millones de dólares.
Tal situación provoca en la actualidad además, un notable incremento de gastos en todos los sectores y el racionamiento del suministro de energía eléctrica con cortes que llegan a 20 horas diarias.