
No creo que se necesite hurgar mucho para encontrar una explicación a lo sucedido con la selección de Cuba, en el Campeonato mundial de béisbol Sub 23 Taiwán 2022, que comienza a definir los aspirantes al título.
Allí volvió a ratificarse que la pelota cubana y su calidad siguen muy lejos de la que se juega en otros lares. Argumentos hay por arrobas, pero preocupa que cada vez sean más notables.
Basta con revisar el calendario competitivo nacional para hallar una de las causas que inciden en el discreto nivel, que hace años muestran nuestros atletas en eventos internacionales.
Y aunque algunos peloteros que hicieron el grado con el equipo acumulan experiencia en clásicos domésticos, eso jamás alcanza. Otros llegaron con solo 15 encuentros jugados en el último certamen de la categoría.
Esa es la razón fundamental de su falta de oficio, porque aquí apenas existen lanzadores que rondan las 90 millas por hora con su bola rápida; tampoco se explota -como debiera- el juego táctico ni abundan los jonroneros. Por eso, urge jugar y jugar…
En su segunda incursión mundialista, los cubanos dejaron números más que discretos en la etapa clasificatoria. En cinco encuentros, la ofensiva exhibió average de .184 (114-21), con solo ¡siete carreras anotadas, 18 boletos y 30 ponches! Sobran las palabras.
Para tener una idea más exacta del accionar de la tropa comandada por Alain Álvarez, el granmense Guillermo García consiguió el mejor promedio entre los regulares (.273), además remolcó cuatro de las siete carreras del conjunto.
Como se ha hecho habitual, el cuerpo de serpentineros logró estadísticas colectivas superiores y efectividad de 2.02 promedio de carreras limpias, séptimo entre los 12 elencos; también concedió más ponches que boletos (30 por 20).
A los alumnos del cienfueguero Álvarez no los acompañó la suerte, al quedar mal parados en el quíntuple empate de la llave B, dominada por Corea del Sur. Coincidentemente, las víctimas de los antillanos, México y Australia, avanzaron a la súper ronda, junto a los coreanos.
De esa forma, tuvieron que conformarse con discutir los puestos del 7 al 12, fase a la que accedieron en desventaja, al arrastrar las derrotas ante Puerto Rico y Holanda. Igualmente, quedaron distantes del cuarto lugar de la edición anterior (México), cuando se estrenaron en estos certámenes.
La aventura cubana por tierras taiwanesas fue más de lo mismo: otro equipo que luce indefenso, sin argumentos ni recursos; mientras dejaba en evidencias las carencias de nuestro béisbol.