
Hace unos meses su nombre apareció en las noticias, porque había merecido el premio José Garcerán de Vall Vera, entregado al mejor jurista joven del país.
No mucho tiempo después, Olivia Virgen Figueredo Paneque, a sus 34 años, recibió otro reconocimiento que le llenó los ojos de cometas: el galardón nacional Pedagogo Novel, conferido por la Asociación de Pedagogos de Cuba.
Como si eso no bastara, esta bayamesa ha ganado también el Premio de la rectora a la Joven más Integral (2019), el sello 45 Aniversario de la Universidad de Granma (2021), la Tiza de Oro, los lauros Alma Mater y Amiga de la FEU, entre otros reconocimientos.
“He recibido con orgullo estos estímulos pero también con gratitud. Muchas personas han ayudado en mi formación y en el crecimiento personal y profesional, desde mis queridos alumnos, mis amigos, hasta los directivos de la Universidad de Granma, mis vecinos y compañeros de trabajo”, dice esta brillante profesora, graduada en 2011 con Título de Oro.
Olivia insiste en el papel de la familia, horcón fundamental en su vida. “Sin el apoyo de mi mamá, Marisbel Paneque Flores; de mi esposo, Manuel Benítez Arjona; de mi prima, Yamila Garlobo Jiménez; y de mi hermano, Camilo Figueredo Montalvo no hubiera logrado ningún triunfo”, reconoce.
Claro que su existencia ha tenido contratiempos e indecisiones. Ella, por ejemplo, no tenía como prioridad quedarse como docente en la Universidad pues “ser jueza” era su sueño.
“Le agradezco al decano de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanísticas en aquel entonces, Juan Ramón Pérez Carrillo, quien me llevó a su oficina y tras una charla profunda y larga intentó convencerme de mis posibilidades como pedagoga.
“Eso no pasó tan sencillo, luego de aquella conversación se acordó que cumpliría mi servicio social en la UdG y me facilitarían el vínculo con la práctica, a la vez en el Tribunal Provincial de Granma, a partir de los convenios firmados entre ambas instituciones en pos de la formación de los jóvenes recién graduados.
“En tanto, sería docente y jueza suplente no permanente de la sala de lo Civil del Tribunal Provincial de Granma. De esa manera inicié los caminos formales, por decirlo de alguna manera, de la docencia y la práctica de la Pedagogía, y la primera vez en un aula frente a estudiantes fue algo grande; sentí y valoré aún más lo que implica instruir, enseñar, educar, crear, en fin, formar”, cuenta esta Máster en Ciencias.
Después, Olivia tuvo el honor de ser jefa del Departamento de Derecho, Decana de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales y reserva del vicerrector de Información, comunicación e informatización. Eso, sin dejar sus responsabilidades en la Unión de Juristas, en la que se desempeña como presidenta del Capítulo de Derecho de Informática.
“He tratado de hacerlo con sentido de pertenencia, compromiso, responsabilidad y mucha modestia”, expone esta joven que ya prepara su doctorado en el que vincula la docencia y el Derecho.
Sin embargo, el mayor tesoro de Olivia llegó hace unos días. Y para que sobreviniera influyeron mucho las profesionales de salud de su consultorio médico y de la sala 3 Q, del hospital provincial Carlos Manuel de Céspedes, donde estuvo ingresada. Para todas esas personas ella tiene especial gratitud.
Tal “premio”, incomparable y único, es Alisson Valeria Benítez Figueredo, la hermosa niña que le ensancha desvelos, alegrías y deseos; que la estimula a seguir haciendo y soñando.
.