
Desde que Colombia confirmó su reconocimiento a la Federación Cubana de Béisbol (FCB), de manera exclusiva y legítima, comenzaba a tambalearse la llamada Serie Intercontinental de Béisbol Profesional, que acogería la ciudad de Barranquilla, a partir del próximo día 26.
Ese país sudamericano mantuvo su posición y, luego del comunicado que emitió por intermedio del Ministerio del deporte y del Comité olímpico, se encendieron las alarmas sobre la posible suspensión del torneo.
En primera, no cumplía con los requisitos establecidos en la legislación vigente; mientras, los patrocinadores, el Team Rentería USA, seguían atareados en conformar un equipo, que auspiciado por la Federación Profesional Cubana de Beisbol (Fepcube), representara a la Mayor de las Antillas.
Al llamado de Fepcube respondieron enseguida varios peloteros de origen cubano, incluyendo algunos que se desempeñan en la Major League Baseball o están relacionados con ese circuito.
Pero desde el primer momento las autoridades del deporte colombiano rechazaron las acciones de Fepcube, que pretendía echar a un lado a la FCB, que sí está reconocida por su confederación mundial.
Entonces, ¿por qué utilizar el nombre de Cuba y sus símbolos patrios? Nada, absolutamente nada, justifica tamaña violación.
¿De esa manera, pretenden contribuir al desarrollo del béisbol? No, aunque el Team Rentería USA haya expresado en la nota que hizo pública la cancelación del evento, que esa es su principal misión.
Las pruebas de sus verdaderos objetivos están ahí y son visibles, sobre todo, en redes sociales, otra muestra inequívoca de que sus intenciones siguen alejadas del ámbito deportivo; por el contrario, se encaminan a lo político y comercial.
El propósito de rescatar la Serie Latinoamericana apenas fue una fachada y, a pesar de tanto ajetreo, los promotores y Fepcube no pudieron evitar el tercer strike, ni mucho menos el ponche.