Aquella división de honores en la visita del equipo de Santiago de Cuba a Bayamo, hacía presumir que se presentaba como el rival más difícil para Granma en la lucha por el liderazgo de la llave D en la III Serie nacional de béisbol Sub 23.
Y así ha sucedido. Los santiagueros aprovecharon muy bien su condición de locales, y asestaron una costosa barrida a los alumnos de Guillermo Avilés Boza (12-8), para -de golpe y porrazo- relegarlos a la segunda posición de la agrupación, mientras llegaban a la cima con 13 triunfos y siete reveses.
Durante su estancia por tierras indómitas, la selección granmense se vio superada en todos los aspectos por sus rivales de turno y, peor aún, no pudo mantener el juego armónico de las primeras cuatro subseries del certamen.
Sin embargo, todavía tiene tiempo para reponerse y tomar revancha de ese tropezón en predios santiagueros (en la tercera vuelta), y de cumplir el compromiso de agenciarse el único cupo disponible para la semifinal oriental.
De todas maneras, este resultado inesperado sembró algunas dudas sobre su posible clasificación y el estado psicológico del conjunto, después de perder la punta del segmento, a la que había llegado con el mismo arranque del torneo, el 22 de mayo.
Para retomar el paso, necesitan, al menos, sacar tres victorias frente a Holguín (9-11), ocupante del tercer puesto, que desde hoy visita el estadio Wilfredo Pagés, de Manzanillo, y otros escenarios de la costa.
De conseguirlo, sería una señal de recuperación con vistas a la tercera y última ronda del calendario regular, en la que los granmenses volverán a hospedar a sus principales adversarios. Quizá ese enfrentamiento defina al representante del grupo en la postemporada.