
Hace breves jornadas, por enésima vez, Donald Trump prometió a lo más recalcitrante de la comunidad cubano-americana en La Florida la derrota “de la Revolución Cubana de Castro y todo lo que él representa”.
Lo hizo en el inmenso campo de golf-hotel Trump National Doral Miami, ante una audiencia de resentidos y perdedores quienes insuflan aire a la tristemente famosa Brigada 2506, sí esos mismos que corrieron en las arenas de las playas Larga y Girón delante de milicianos, policías y militares.
Allí, ufano, recibió por segunda vez el inusitado premio Bahía de Cochinos, decimos inaudito pues los lauros se instituyen en honor a triunfadores o altas personalidades y no a desesperados añorantes, ese galardón no es ni siquiera de consolación, sino un premio flaco, “medalla de cuero” como decíamos en nuestros años juveniles a quienes al competir “no cogían ni cajitas”, como después dirían algunos bromistas.
Porque recordemos que 11 presidentes norteamericanos prometieron lo mismo desde 1959, a viva voz o para su propio coleto y la Revolución sigue en pie.
Rememoremos también que entre ese grupo de mandatarios hubo quien desempolvó políticas como la hipócrita del Buen Vecino (guante de terciopelo para enmascarar un puño de hierro) y del Gran Garrote (basada en el uso de la fuerza contra países que se negaran a aceptar sus ofertas “generosas”).
También la política de la Fruta Madura (según la cual Cuba por su cercanía geográfica, debía caer en manos de los EE.UU.) y muchas “sutilezas” más, pero la Revolución sigue en pie.
Repasemos desde Dwight Eisenhower (1953 – 1961), quien ofuscado por los logros criollos rompió relaciones con Cuba; John Kennedy (1961 – 1963) que apoyó y alentó la fracasada invasión mercenaria a Playa Girón.
Lyndon B. Johnson (1963 – 1969) Instituyó operaciones encubiertas para sacar del poder o matar a Fidel Castro, Richard Nixon (1969 – 1974) quien aunque también lo hizo sufría palizas militares en Viet Nam.
Gerald Ford (1974 – 1977) y Jimmy Carter (1977 – 1981) quienes al igual que Obama intentaron normalizar relaciones con Cuba y digo intentaron porque lo que hizo con las manos Barack Obama lo desbarató con los pies el actual y furibundo inquilino de la Casa Blanca.
Bill Clinton (1993 – 2001) bajo cuyo mandato el bloqueo se hizo ley.
Asimismo el más agresivo fue Ronald Reagan (1981-1989 si no contamos al furibundo mandatario actual y los dos Georges Bush (1989 – 1993) y (2001 – 2009) actores de la mano dura contra Cuba.
Por eso si parodiáramos la alegre canción interpretada por Elena Burque y denominada Amor y solfeo podríamos asegurar: “Donald, ¡qué mal te veo porque la Revolución sigue en pie!