Un resonado enfrentamiento

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Por Yelandi Milanés Guardia | 16 febrero, 2016 |
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Pino del AguaEra el mes de febrero de 1958 y los rebeldes se encontraban cerca de Pino del agua. Los planes de atacar por segunda vez ese paraje demandaban una fuerte labor de inteligencia para obtener la mayor cantidad de información sobre las tropas batistianas, quienes tenían allí el punto más avanzado en la Sierra Maestra.

Mientras en el campamento insurreccional se ponía a prueba la pequeña bomba de hojalata llamada Sputnik o M-26, Fidel tomaba decisiones y ajustaba el plan táctico desde su Estado Mayor, situado en una loma al norte del aserrío, desde donde se dominaba perfectamente el objetivo.

El Comandante en Jefe conocía que una compañía entera estaba en el aserrío, por ello pretendía atacarla, liquidar sus postas, cercarla y esperar a los refuerzos, pues sabía que las fuerzas de apoyo eran mucho más hábiles que las acantonadas.

La victoria de la guerrilla allí sería un acontecimiento de trascendencia nacional, en una época en que se había levantado temporalmente la censura de prensa.

A las 5:30 am del 16 de febrero de 1958 la columna 4 al mando de Camilo inició el ataque de forma tan violenta que se tomaron las postas sin ninguna dificultad. A partir de ese momento se intensifica la resistencia enemiga.

Los barbudos tienden un cerco elástico, de manera tal que se pudieran liquidar las postas, hostigar la fuerza acantonada y dedicarse luego a aniquilar eventuales refuerzos en apoyo a los sitiados.

La huida de los guardias era impedida por el pelotón del capitán Raúl Castro Mercader, situado a la vera del camino que conduce a Bayamo y, en el caso de que trataran de ganar el río Peladero, el capitán Guillermo García con unos 25 hombres los esperaba; mientras otros grupos tenían la misión de abatir los refuerzos que accedieran por las distintas vías.

Había una emboscada dirigida por el teniente Vilo Acuña, en la loma de la Virgen, destinada a interceptar las tropas que vinieran de Uvero y, más alejado hacia el norte, esperando las tropas que vinieran de Yao por Vega de Jobos, estaba Lalo sardiñas con algunos escopeteros.

Inesperadamente los soldados retroceden y logran organizar la resistencia, aumentar su poder de fuego y detener nuestros ataques.

Al tratar de rescatar una ametralladora dejada por un combatiente, Camilo Cienfuegos es herido en un muslo y posteriormente en el abdomen. Perecieron en el avance los tenientes Enrique Noda, Gilberto Capote y Raimundo Liens.

Algunos rebeldes bombardearon las posiciones batistianas con Sputniks y sembraron el desconcierto y la desesperación. Las fuerzas opuestas avanzaban y eran destruidas totalmente.

Desde el Oro de Guisa los soldados piden ayuda, pero entre Guisa y el Oro de Guisa estaba apostado Raúl Castro con todas sus fuerzas. Dos guardias vestidos de campesinos avisaron a las tropas de la tiranía sobre esa posición. Las fuerzas de Raúl Castro debieron resistir un fuego muy nutrido, desde las alturas montañosas, por lo que se retiraron perdiendo a Florentino Quesada.

Los guerrilleros sufrieron el constante ataque de los aviones B-26 del ejército.

Fidel estaba eufórico en el combate y se arriesgó más de lo debido. Ello provocó que días después un grupo de oficiales le enviaran un documento pidiéndole, en nombre de la Revolución, que no arriesgara su vida inútilmente.

El enemigo tuvo una veintena de muertos, un número equivalente de heridos y cinco prisioneros. Se les capturó 33 fusiles, cinco ametralladoras y gran cantidad de parque. Las huestes de verde olivo sufrieron las bajas nombradas y tres heridos.

A esas bajas también se deben sumar las causadas por la represalia batistiana contra los campesinos.

El combate de Pino del Agua fue la última ocasión en que participaron en un mismo hecho bélico los jefes fundadores del Ejército Rebelde : Fidel Castro, Ernesto Guevara, Camilo Cienfuegos, Raúl Castro, Juan Almeida, Ramiro Valdés, Guillermo García y Efigenio Ameijeiras.

Aunque no se cumplió totalmente el ambicioso plan se obtuvo una victoria completa sobre el ejército, destruyendo aún más su moral combativa y demostrando a la nación la fuerza creciente de la revolución y su ejército de barbudos.

Con esa acción se evidenció que se puede hacer mucho cuando imperan la decisión y el valor.

Después de este combate Fidel organizó las fuerzas revolucionarias con el objetivo de crear nuevos frentes rebeldes y extender la lucha a otras regiones del país.

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