
Un típico cubano, jocoso, dicharachero y emprendedor, así pudiera definirse la personalidad del masoense Juan Ibarra Garcés, un hombre de campo que no conoce más tarea que defender la Revolución en todos los actos de su vida.
Nacido en La Lima de Comecará, allá por Contramaestre, donde también dio sus primeros pasos, recuerda las vicisitudes de su familia, obligada a emigrar hacia las montañas de El Verraco, sitio cercano a Providencia en el actual municipio de Bartolomé Masó.
“Fue el hambre y el desespero lo que impulsó a mi padre a internarse loma adentro en busca de sustento para una numerosa familia a la que también quería proteger de los abusos y atropellos que cometían los guardias de Batista por aquella zona”.
Era apenas un muchacho de unos 15 años de edad cuando por vez primera comparte espacio con el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, precisamente cuando la tropa insurgente de paso por la zona visita su casa y recibe toda la atención que su familia le pudo brindar.
Luego acude a la convocatoria que el líder guerrillero les hiciera a los campesinos de los territorios liberados de la Sierra Maestra en Vegas de Jibacoa y el 17 de mayo de 1959, acompañó a uno de sus tíos a recibir el título de propietario de tierra, en La Plata, justo después de que se oficializara la Primera Ley de Reforma Agraria de la naciente Revolución Cubana.
Fue tanta la admiración y respeto que sintió por Fidel desde el primer instante en que le conoció que prometió seguir sus pasos y su ejemplo y lo ha cumplido con creces.
A pesar de sus pocas letras, El feíto, como todos lo conocen por estos lares, fundó los Comités de Defensa de la Revolución en su zona de El Cacao y Palma Criolla y se ha mantenido como dirigente de base todo este tiempo.
También como campesino tiene una vasta trayectoria que lo coloca como referente de este sector en el territorio al punto de participar en varios congresos anapistas donde también ha tenido la oportunidad de compartir con Fidel y con Raúl.
“El primer congreso al que participé fue en el año 1975, cuando se efectúan las sesiones del quinto de estos encuentros, allí solicité la creación de una cooperativa en mi zona y que se nos hiciera un camino para que pudieran pasar los carros, lo que se nos concedió y no solo eso, alrededor de la CPA se creó toda una comunidad con escuela, bodega, consultorio y más tarde una sala de televisión y video”.
Los órganos locales del Poder Popular en Bartolomé Masó también se han robustecido con los aportes de Juan Ibarra, no solo como delegado fundador de la circunscripción 53 de El Cacao y Palma Criolla, sino por su permanencia en este cargo durante más de 45 años hasta el más reciente mandato.
Tan alto como las montañas que le rodean es el ímpetu y consagración de este ilustre masoense, a quien conocen hasta las piedras del camino por su sencillez y modestia y por ese don natural de servir al prójimo en la misma magnitud que sirve a la Revolución Cubana.
Cualidades que lo convierten, como el mismo dice, “en un revolucionario de altura”.