Tal vez aquellos niños que jugaban con ella en las calles de Bayamo —la única hembra en esos partidos de placeres— no vieron en ella a una estrella naciente. Cecil Aldana Tamayo regateaba a más de uno y hasta conseguía goles, pero una chica menuda… ¿podría llegar lejos en el fútbol?
El tiempo, siempre dictador de sentencias, se encargó de hablar. A los 13 años ingresó a la EIDE Pedro Batista, de su ciudad natal, y tan solo unos meses después mereció ser incluida en el equipo nacional sub 17, algo que maravilló a muchos.
Luego también vistió la franela de las cuatro letras con el elenco cubano sub 20 y el de mayores. Esas convocatorias siempre la han llenado de orgullo, porque es “muy bonito”, como ella expresa.
En 2022 brilló en el campeonato nacional, en el que anotó 14 goles, 11 con Granma y tres como refuerzo de Santiago de Cuba.
Hoy la muchacha atrevida que jugaba en la calle es un referente en la Liga profesional femenina de Ecuador, donde terminó como líder goleadora (29) y ayudó a que su equipo, Guerreras Albas, conquistara el segundo lugar.
En ese país pasó tres temporadas, en las que ha aprendido y crecido como no imaginó. “He madurado mucho, he mejorado deportivamente, pero también en la parte psicológica, que es tan importante para cualquier atleta”, dice desde aquella nación.
“Mi sueño era terminar campeona con mi equipo, no pudo ser; pero al menos me llevo la experiencia de terminar como líder goleadora”, comenta con humildad.
Cecil fue escogida como refuerzo del elenco campeón, Dragonas IDV, para jugar la Copa Libertadores, que se jugará en Argentina del 2 al 18 de octubre con los mejores 16 equipos sudamericanos.
“La delantera cubana llega a reforzar a nuestras Dragonas con su potencia goleadora, velocidad y gran olfato en el área”, informó el club en la publicación donde le dieron la bienvenida.
Con todos esos logros esta joven nacida el 17 de septiembre de 2003, no se hincha. Refiere que irá en su carrera, paso a paso, sin creerse cosas.
“Mis metas son jugar un mundial con la selección nacional y poder participar en una liga europea, aunque también me gustaría estar en el fútbol mexicano”, expresa.
“Creo que poco a poco podemos romper esa barrera y clasificar a un mundial, se ve como un hecho lejano, pero hay que soñar en grande”.
Cecil no olvida sus raíces, tampoco los profesores que la enseñaron en la EIDE y el apoyo inmenso brindado por la familia. “Siempre pienso en Bayamo, en mis padres, en mi infancia. Esas cosas las llevo en lo más profundo del corazón”.