Una historia de entrega y amor a la Revolución

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Por Rodrigo Motas Tamayo | 26 agosto, 2024 |
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FOTO Rodrigo Motas Tamayo

Cuando Félix Pedro Guillén Fonseca  recibió en 2008,  por las máximas  autoridades política y gubernamental  de  Granma,  tres hectáreas de tierra como obsequio por  su Premio de Medio Ambiente, nunca  imaginó que volver a sus raíces campesinas  le propiciaría satisfacción y podría  con ellas  ayudar  a su gente, y  al pueblo.

Azadón en mano  y con muchas  ganas,  y experiencia de sus primeros años de vida,  por allá por la Sierra Maestra, comenzó  la  transformación de  aquel terruño que  se dividió en una y media hectáreas para frutales y una y media  para  el autoconsumo familiar.

Poco a poco, año tras año,  crecieron allí las 106  especies de árboles frutales con mil 128 variedades de frutas, entre ellas níspero, guayaba, mango, aguacate, coco, canistel, zapote,  plátano fruta, caimito, caimitillo, tamarindo, ciruela china y anoncillo.

“Siempre  nos  preocupamos  por  tener la mayor variedad posible,  manifiesta  este hombre  que  pese  a  sus  78  años   aún  la tierra  agradece la caricia de sus manos, por  eso  nos extendimos también a sembrar  vita nova, higo, pera, pepinillo, así como se inserta al plantío media hectárea de café robusta.

“Mire  usted, me dice  y el orgullo salta  de sus ojos,  hasta la cerca  es experimental, con árboles  maderables  y frutales  de alto valor  económico, como la Majagua  azul, Yamagua, Caoba, Júcaro, Guásima, Campeche, Copey, caña fístula, Espino, Roble Blanco, y la Palma Criolla y la Real”.

¿Y los fertilizantes?

Sonríe y  responde: “Nada de eso, aquí los fertilizantes  son  orgánicos, nada  de  químicos,  tan así  que aplico  65  aporques ecológicos y los resultados  son  siempre  estables y por encima de los previsto.

“Le  cuento  más, destaca quien lleva una vida  dedicada a las tareas de la Revolución y de entrega incondicional  a los suyos, al barrio,  en esta finca tenemos  dos estanques  para  el cultivo de peces y contamos con riego  directo, por aspersión.

Otra interrogante irrumpe porque  nos parece  que  Félix Pedro  tiene  secretos para desdoblarse en muchos Guillén, con tantas responsabilidades arriba, entre ellas el de ser delegado del Poder Popular,  en el reparto Marcial Jiménez de Campechuela,  y la respuesta no se hace esperar.

“No, soy uno solo,  pero  todo lo hago con amor, por  mi compromiso  con la gente  y la Revolución. Trato en todo momento de ser ejemplo y la comunidad, los vecinos, te sigue, te apoyan  en cuanta tarea emprendemos, bueno tal vez así, si somos  muchos Guillén.

“Ah y en qué  tiempo  atiendo la finca,  pues  cada vez que puedo, principalmente  en las tardes. Es  una tierra  rojiza, rica en hierro, fácil de trabajar si ponemos empeño. Aquí  me  ayudan  mi nieto que es ingeniero agrónomo, y algunos  vecinos de la comunidad”.

Destaca  que  estas  tres hectáreas de tierra  en manos de Félix Pedro Guillén  llevan el nombre  de  finca agroecológica de frutales La Pera,  adjunta a la cooperativa de créditos y servicios Horacio Rodríguez Hernández, mediante  la cual se  comercializan las cosechas y se entregan donaciones a centros asistenciales del municipio y a personas  vulnerables en el barrio.

Desde el  2016 ostenta la condición de Joya de Cuba, categoría de Excelencia y Quinta Corona de la Agricultura Urbana, Suburbana y Familiar, también el  Sello  65 Aniversario de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños.

“Mire  periodista -señala- he trabajado y seguiré trabajando y a los jóvenes les digo que echen para adelante, pues hay que producir alimentos y ser fieles a nuestros principios, la unión hace posible la victoria”.

Brillan sus ojos  emocionados, y el estrechón de manos, por cierto  bien fuerte, dicen por sí solos que este productor  de la tierra  no escatima  esfuerzos  en la construcción de una sociedad mejor.

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