Una Muralla de amor y sonrisas

Share Button
Por Denia Fleitas Rosales | 27 febrero, 2025 |
0
FOTO/ Denia Fleitas

Reinier está alegre. Bastó el asomo de las siluetas cargadas de colores y nariz roja para que su rostro dibujara una permanente sonrisa. En el regazo de su mami, a intervalos
sobre sus piernas, y mayormente sobre la cama que le acoge en el Hospital Pediátrico Hermanos Cordové de Manzanillo, pareciera querer dar volteretas.

¡Que sorpresa! El pequeño manzanillero de cuatro años nunca imaginó que los payasos Dita, Fufucito y Lito vendrían a los pies de su cama a provocar por un momento la alegría,
a arrancarle minutos al temor materno de que otro síncope le haga perder de forma temporal su conciencia.

“El de la pelota fue el que más me gustó”, dice, “y la payasita, y el otro payaso. Todos.” Y soltó una carcajada, mientras en los ojos de su mami Marbetis saltaban lágrimas.
Su ímpetu fue mayor que la tristeza de la lejanía de casa, opacó la incertidumbre de la enfermedad y la espera de un diagnóstico médico.

Buscando amigos

“Presentarnos aquí en el Hospital infantil y regalar un poquito de amor y ternura a estos niños que tanto lo necesitan es una bendición a nuestras vidas, como artistas y
como seres humanos que sentimos el dolor ajeno cual nuestro”.

“Llegamos acá, buscando Un amigo en cada cuento, espectáculo que preconiza nuestra máxima de dar todo por la sonrisa de un niño, lo que logramos con fábulas, historias,
abrazos y besos”. Así afirma la joven de 18 años Claudia Rondón Guzmán, quien cursa estudios como profesora de Educación Artística.

Ella rompe el hielo, irrumpe con su vestido multicolor y su voz de niña traviesa en el atípico escenario. Ese que hoy es la sala de Misceláneas del pediátrico manzanillero, pero ayer
fue el pasillo de una escuela primaria y mañana será el jardín de una comunidad, porque “estamos donde están los que saben querer”.

Entre los personajes de sus cuentos: un perrito solitario, el Pinocho de Gepetto, la gallinita dorada, y los tres cerditos, los jóvenes payasos dan riendas al talento, la imaginación y
al disfrute de su audiencia. Humor, música y narrativa contagian a los bisoños en la aventura que juntos emprenden.

“El protagonismo del espectáculo es prácticamente de ellos, quienes se convierten en los amigos que buscamos”.

Precisamente con la risa de cada espectador levantan su Muralla, proyecto teatral de la ciudad de Manzanillo devenido en familia que, bajo la guía del instructor de arte
Hamlet Santos Castillo, entretiene a los más pequeños a la vez que les adentra en el mundo del aprendizaje creativo a través de las lecciones sobre la amistad, el trabajo en
equipo, la unidad, el respeto.

“Más que la mirada del niño hacia al artista, buscamos la perspectiva del niño hacia un nuevo amigo, que es el payaso”, plantea Santos Castillo, quien representa a Fufucito. “La energía y los sucesos son distintos en cada espectáculo, y los infantes son intérpretes en cada puesta en escena. Y nos satisface como teatristas de tiempos difíciles, llegar a dónde está ese público que necesita ánimos, fuerza, sueños”.

Lito, interpretado por el joven Carlos Mendoza González, a punto de su graduación como actor, reconoce lo “sensible de llegar al corazón, como parte de una tradición artística y teatral que rompe barreras, porque busca esparcir felicidad”.

Así lo distingue el especialista de segundo grado en Pediatría, Julio Vázquez Palanco, máster en atención integral al niño con 38 años de labor en la institución sanitaria manzanillera.

“La alegría debe acompañar a los niños independientemente de que se encuentren
hospitalizados.

“Si hay lugares donde se agradece esta irrupción es donde además de brindarles los medicamentos y la asistencia médica, se les da estas dosis terapéuticas de humor.

Iniciativas como esta tornan en inolvidables la experiencia

hospitalaria, porque más allá del dolor, las heridas, suturas, inyecciones, recuerdan la algarabía del encuentro con los payasos”.

Entregar el alma

Entre besos y abrazos se despiden de su público. Pero les dejan lo mejor, porque en la proyección escénica “entregamos el alma a ellos y ellos a nosotros”.

Mañana prosiguen la ruta, y otros serán los niños que canten, bailen, rían, pero sus huellas permanecerán en el pequeño Reinier Montero Carrillo, y en su mami. De amor es
la barrera que levantan e imborrable la huella que impregnan con el arte de provocar sonrisas.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *