Una telenovela cubana que nos gana desde los afectos

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Por Granma | 22 abril, 2025 |
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FOTO/ Portal de la Televisión Cubana

La telenovela constituye un género que superé hace muchos años, sin menoscabar un ápice los gustos de miles de personas que lo siguen de forma ferviente.

Una de las razones más prácticas de dicha decisión personal es que, durante las decenas o centenares de horas que debe dedicársele a una sola producción, resulta posible apreciar impresionante volumen de películas y series.

No obstante, el hecho de escribir este espacio (que es de series, pero el cual tampoco está ajeno a otras expresiones audiovisuales), me hizo atender a Sábados de gloria, la telenovela cubana al aire, dirigida por Tamara Castellanos y Ernesto Fiallo. Ya camino a su recta final, ha ganado el seguimiento y cariño de muchos.

La pieza escrita por el novelista Jorge Luis Sánchez, constituye una obra sobre la fuerza de la amistad, la cual asume una posición ética, en tanto censura antivalores y propugna necesarias virtudes.

Es un documento de reafirmación al poder benéfico de la fraternidad; a la honestidad, a la no renuncia a los principios personales, a la lucha femenina por conseguir los sueños, al esfuerzo diario por domeñar las vicisitudes y crecernos desde las coordenadas más puras del amor y del respeto por los nuestros.

Atractiva desde su misma cabecera y el tema musical de presentación, fundamenta su acierto en una razón de peso: su delineado, evolución y defensa de los personajes centrales; como también de diversos secundarios. Hay verdad, nervio, humanidad, riqueza caracterológica, contradicciones y conflictos reconocibles del escenario social cubano en estas criaturas. Sus cuitas, carencias, sensibilidades y pasiones, salen a relucir en cada capítulo. Lo hacen de forma natural, orgánica; sin la manipulación o el lagrimeo barato, tan recurrentes en el género en Latinoamérica.

Sábados de gloria se gana al espectador desde los afectos. Lo consigue, fundamentalmente, mediante sus tres redondos personajes centrales: Karelia, Omara y Rita, estas tres grandes amigas (interpretadas con tino y garra por Yudexi de la Torre, Tahimí Alvariño y Yessie Guridi), que prendaron a los televidentes.

El material encuentra lo que en el argot se denomina como alivio cómico por la vía de tres personajes secundarios, quienes –tanto como los tres principales – se han hecho queribles. Portan rasgos bien definidos desde la escritura; e interpretaciones que los tipifican ricamente a partir de sus lenguajes verbal y extraverbal.

Hablamos de los personajes de Maura y de Elenita y Rosita, las dos ancianas, siempre pendientes de cuanto sucede en el barrio. Hay mucho de las buenas comedias de situación en sus interacciones.

El género responde a patrones y, aunque no estemos aquí ante las melcochas de Televisa, siempre habrá un padre perdido cuya identidad se revela al cabo de las décadas. Es el caso de Arturo y su verdadero hijo Eduardo, algo que hubiese sido factible suprimir.

Sábados…, por otro lado, se estanca en la subtrama de Víctor, el empresario español con su amante cubana, y el enredo con Pablo, el instrumento isleño para un presunto objetivo espurio que en algún momento se definirá totalmente, pero el cual ha consumido mucho tiempo sin despeje dramático. Su dilación entorpece la fluencia.

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