
Cómo sería ver la vida a través de los ojos de Canelo: relegado por una parte del universo y a su vez, queriendo ser parte de él; tener unas manos que te mimen y te rasquen la panza; un dueño a quien moverle la cola, y un hogar que defender de los extraños.
Pensándolo bien, Canelo debe añorar más que todo, andar con la soltura y la gracia de sus semejantes; contonearse mientras va de la correa, arremolinarse en el suelo y correr desenfrenadamente, hasta caer al suelo jadeante de felicidad.
“Canelo es un perro criollo que hoy padece las secuelas de un atropello en la vía pública, y una parálisis permanente de sus patas traseras. Sin embargo, su realidad no lo limita, Canelo corre y salta como el que más.
“Es un can que necesita cuidados especiales para hacer sus necesidades, al dormir… A su favor tiene que es muy cariñoso y activo. Él no siente que está limitado, para nada”, refiere Alejandra Gálvez González, colaboradora del grupo Huellas, protagonista del rescate de animales callejeros en Granma y de sus adopciones.
Precisamente en la primera feria de adopciones celebrada en Bayamo, en coauspicio con la Feem, la Feu y la UJC, conocí a Canelo, el único perro con limitación física que proponía el evento, tras el cual se dio en adopción a 23 animales, entre ellos, 15 cachorros, cuatro perros adultos e igual número de gatos.
Todo apuntaba a que Canelo quedaría distante de aquel oleaje de emociones. Los integrantes de Huellas se calmaban su soledad propinándole unas palmaditas en la cabeza y reiterándole: ‘Yo creo que tú retornas con nosotros’.
Dicen que por el más simple orificio se cuela la esperanza. Aquella mañana una pareja de jóvenes hizo la diferencia y salvó una vida.
“Cuando veníamos de camino, mi pareja me dijo: ‘Si hay algún perro que tenga alguna discapacidad, ése es el que vamos a escoger.
“Son los perros más rechazados, los que más atención necesitan y los que más valoran cuando no estamos con ellos. Nos encargaremos de él”, declaró Lia Pacheco Tamayo.
“No es necesario que un perro destaque para que sea especial. Los perros siempre son un regalo, por todo lo que te enriquecen espiritualmente”, añade Yosvanis López Larramendi.
Con gesto maternal la joven cargó a Canelo entre sus brazos. Sus ojos llorosos descubrían una conexión íntima y vital que se enseñoreaba sobre todo prejuicio para resaltar aquella máxima de vida que una vez nos legara El Principito: “sólo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible para los ojos”.