
En el paisaje sonoro de Cuba, donde las melodías resuenan como ecos de un pasado lleno de historia y cultura, se alza un nombre que simboliza la esencia de la música campesina: Guasimal, agrupación, nacida el 23 de diciembre de 1880 bajo la mirada de la familia Escalona.
A principios del siglo XX, los integrantes de Guasimal, reconocidos como custodios de la tradición musical, decidieron establecerse en la localidad que da nombre a su grupo. Allí, con la incorporación de la familia Rodríguez, comenzó una nueva etapa que solidificó no solo su identidad, sino también su legado.
La sonoridad del acordeón diatónico, que se mezcla con instrumentos autóctonos como la mandíbula de caballo y la tumbandera ,inspirada en ritmos africanos, hace de Guasimal un referente único en la escena musical cubana, símbolo de la cultura comunitaria.
Sus logros han sido reconocidos con premios como Cultura Comunitaria y Memoria Viva, destacando su compromiso con la preservación de un patrimonio musical que narra historias de resistencia, pertenencia y diversidad, cuyas letras son relatos vívidos que invitan a reflexionar sobre la identidad cubana, convirtiendo cada interpretación en un acto de memoria colectiva.
El repertorio de Guasimal resuena en los corazones de quienes valoran la cultura cubana. Clásicos como El Jorocón, Son de la Loma y El Manisero, no solo evocan nostalgia, sino que también celebran la riqueza de una tradición viva. Cada tema es una invitación a sumergirse en el folklore, donde la historia y la modernidad coexisten en armonía.
Más allá de las melodías, Guasimal ofrece una experiencia sensorial. En medio de su actuación, la extracción de guarapo con una cunyaya se convierte en ritual que endulza el café y une a los asistentes en celebración compartida de tradición y comunidad: trasciende lo auditivo; se convierte en un puente de una vivencia colectiva.
Desde su fundación, Guasimal ha sabido adaptarse sin perder su esencia. Su capacidad de fusionar diferentes estilos musicales y crear un espacio inclusivo, evidencia la versatilidad de la música cubana. Con cada presentación, este grupo demuestra que la tradición no es estática, evoluciona.
Esta agrupación que vive a orillas del Guacanayabo, no solo entretiene; revive historias y celebra el espíritu indomable de la identidad cubana. Cada acorde es una experiencia que une corazones mediante la música y la tradición nacionales.