
Manzanillo.- Hablar de esta costera ciudad de la oriental provincia cubana de Granma es remitirse, entre otras distinciones, al ron Pinilla, exquisito licor que se elabora hace más de un siglo en esta localidad.
Rafael Enrique Domínguez Cancino es uno de esos manzanilleros que comparte a diario los secretos del cuidado de las materias primas, la elaboración, embalaje y distribución de los rones que salen desde la ciudad del Golfo de Guacanayabo hacia diversos destinos.
Felo, como cariñosamente le conocen todos, llegó hace 28 años a la fábrica de ron Pinilla y desde entonces, su vida transcurre entre añejos.
“Este trabajo hay que quererlo porque requiere mucho cuidado para evitar accidentes.
“El olor es muy fuerte pero uno se acostumbra con el tiempo”, nos dice mientras revisa la tablilla de las anotaciones del almacén de las naves de añejamiento, área que hoy está bajo su mando.
“Llegó sobre las siete de la mañana y lo primero que hago es inspeccionar cada barril en una rutina que demanda de rigor, disciplina y responsabilidad.”
¿Por qué?
“Esta es de las áreas más peligrosas de la fábrica porque se unen la madera y el alcohol de las materias primas. Nadie puede entrar con fósforos o cigarros prendidos, no hay instalaciones eléctricas, excepto una lámpara en mi mesa que se desconecta al terminar la jornada.
“De conjunto con el equipo de especialistas chequeamos cada mañana que los barriles estén en perfectas condiciones técnicas para evitar que se derrame el líquido; si se detectan problemas en algún tonel se sacan para el local de reparación de la entidad, porque son barriles muy viejos.
¿Cuáles son los momentos más gratificantes?
“Que todo marche bien en mi puesto laboral y el reconocimiento de mis compañeros. Además cuando visitas algún restaurante, bar u otra instalación del comercio o la gastronomía y los clientes elogian la calidad de nuestro ron siento que ahí va mi aporte.
¿Usted bebe?, ¿Se jubilará?
(Sonríe pícaro y comenta rápido) “Solo por algún motivo de festejo, unos traguitos, no más. Aquí estaré mientras tenga salud y fuerza porque la fábrica de ron ha sido mi vida, casi 30 años aquí, el colectivo me quiere y yo vivo feliz porque el resultado de nuestra labor se distingue en el mundo.”