Por Pedro Rioseco*
Colaborador de Prensa Latina
La Habana (PL) Dejaría de ser honesto si no reconociera lo mucho que me emocionó la claridad, valentía, vigencia y argumentos del discurso del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz en la Asamblea General de las Naciones Unidas el 26 de septiembre de 1960.
Han pasado 65 años de ese discurso de cuatro horas ante numerosos jefes de Estado y Gobierno, el cual provocó prolongadas ovaciones del auditorio puesto de pie ante las palabras del líder revolucionario de un país pequeño cuya dimensión de estadista, vocero de los derechos del mundo subdesarrollado y de las causas progresistas, creció y se consolidó hasta su muerte.
Desde esa fecha, como recalcó Fidel al final de ese discurso que tuvo enorme repercusión internacional, la línea de la Revolución Cubana estaba clara y reafirmada por el voto popular en la Primera Declaración de La Habana.
También fueron claras desde entonces sus directrices en la economía y la política nacional e internacional, “con sentido del momento histórico”, como reafirmara en su Concepto de Revolución el 1 de mayo de 2000.
Citaremos por su vigencia algunos conceptos del dirigente cubano que habló en ese foro mundial tras sufrir en Nueva York “confinamiento a la Isla de Manhattan, consigna en todos los hoteles para que no se nos alquilasen habitaciones, hostilidad y, bajo el pretexto de la seguridad, el aislamiento”, y quien gracias al apoyo del líder afroamericano Malcom X recibió cálida acogida en el hotel Theresa, en el barrio negro de Harlem.
Vale sólo recordar que en Cuba al triunfo de la Revolución “los servicios públicos, compañías eléctricas, compañías telefónicas, eran propiedades de monopolios norteamericanos. Una gran parte de la banca, una gran parte del comercio de importación, las refinerías de petróleo, la mayor parte de la producción azucarera, las mejores tierras de Cuba y las industrias más importantes en todos los órdenes, eran propiedades de compañías norteamericanas.
“La balanza de pagos en los últimos 10 años, desde 1950 hasta 1960, había sido favorable a Estados Unidos con respecto a Cuba en 1 000 millones de dólares. ¿Cómo estaban las reservas de la nación?
“Cuando el tirano Batista llegó al poder había 500 millones de dólares en la reserva nacional, buena suma para haberla invertido en el desarrollo industrial del país. Cuando la Revolución llega al poder quedaban en nuestras reservas 70 millones… El país pobre y subdesarrollado del Caribe, que tenía 600 mil desempleados, contribuyendo al desarrollo económico del país más industrializado del mundo.
“Esa fue la situación que encontramos nosotros (el 1 de enero de 1959) y lo que hemos dicho de Cuba no es sino como una radiografía de diagnóstico general aplicable a la mayor parte de los países aquí representados”.
Fidel explicó las primeras legislaciones, la Reforma Agraria, las leyes contra los “trust” eléctricos, telefónicos, mineros, la United Fruit Company, la rebaja de los alquileres, la rebaja de la cuota de azúcar que nos aplicó el vecino del Norte, los incesantes ataques de aviones procedentes de Miami, atentados terroristas, ¡y aseguró que “Estados Unidos ha probado que las revoluciones no arruinan a los países y que los gobiernos imperialistas sí son capaces de tratar de arruinar a los países!
“Solamente el interés egoísta puede estar en oposición al interés universal del intercambio comercial, que es una de las más viejas aspiraciones y necesidades de la humanidad”, dijo Fidel Castro y proclamó que “no teníamos que pedirle permiso al Departamento de Estado para hacer un convenio comercial con la Unión Soviética, porque nosotros nos considerábamos, y nos consideramos, y nos seguiremos considerando para siempre, un país verdaderamente libre”. Desde 1960, enfatizó, “se esgrimía el arma económica contra nuestra Revolución”.
Meses antes de la invasión mercenaria por Playa Girón, organizada y financiada por el gobierno de Estados Unidos, y tras más de 60 incursiones de aviones piratas, Fidel aclaró que “Cuba no era el primer país en peligro de ser agredido. En este hemisferio todo el mundo sabe que “el gobierno de Estados Unidos siempre impuso su ley: la ley del más fuerte”.
Y citó los ejemplos del despojo de parte del territorio de México, la intervención y ocupación de Nicaragua por siete años, las intervenciones en Cuba, Haití, República Dominicana y Guatemala con el derrocamiento del gobierno legítimo de Jacobo Árbenz.
“(…) Porque la realidad se impone por encima del derecho establecido en los códigos internacionales, y esa realidad es que un país pequeño, agredido por un gobierno poderoso, no tuvo defensa, no pudo ser defendido”.
En otro tema, subrayó “cuán terrible es la supeditación de la economía y de la vida en general de las naciones al poder económico del extranjero”, y aclaró que “los pueblos cuando están unidos, cuando defienden un derecho justo, pueden confiar en sus propias energías”.
“¿Cómo puede haber solución a los problemas sociales sin un plan de desarrollo económico?” dijo al condenar supuestas ayudas de Estados Unidos a Latinoamérica que obviaban lo fundamental, “porque sin resolver el problema del desarrollo, no habrá jamás soluciones a los problemas sociales…
“El gobierno de Estados Unidos no puede proponer un plan de inversión pública, porque eso lo divorciaría de la razón de ser del gobierno de Estados Unidos, que son los monopolios norteamericanos”, enfatizó al provocar una fuerte ovación.
*Fue corresponsal jefe de Prensa Latina en Nicaragua y concurrente en El Salvador, Guatemala y Honduras durante 10 años; corresponsal jefe en República Dominicana, Ecuador y Bolivia. Creó y dirigió la Editorial Génesis Multimedia que hizo la Enciclopedia Todo de Cuba y 136 títulos más. Anteriormente, director del periódico Sierra Maestra en la antigua provincia de Oriente, ayudante del ministro de Cultura Armando Hart; jefe de la Redacción Internacional de la revista Bohemia con coberturas internacionales en más de 30 países y es autor del libro Comercio Electrónico, la nueva conquista. Dirige la revista Visión de la UPEC y es presidente de su Grupo Asesor.