Si volviera a nacer, sería liniero

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Por Frank Fonseca Espinosa | 20 noviembre, 2025 |
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Israel de Jesús Rosales Crespo es uno de esos trabajadores que, con su ejemplo, ha dejado una huella imborrable de amor, compromiso, devoción y abnegación hacia la Empresa Eléctrica de Granma.

Es un liniero eléctrico imprescindible, de aquellos que han hecho palpable la utopía; un hombre que predica con el ejemplo, comunicándolo en su quehacer diario y contagiando con su optimismo, perseverancia y disciplina a los demás compañeros de la Unidad Empresarial de Base Jiguaní y ahora en la Misión Energética de Cuba en Venezuela.

Su historia, forjada durante 42 años de experiencia, se remonta a los lazos familiares con sus tíos y abuelos, quienes fueron los primeros en inculcarle esta vocación. La tradición familiar se hace presente recordándole que en esta tierra estamos para servir y dejar un legado con la obra inmensa de nuestro trabajo.

¿Podría contarnos cómo inició su trayectoria como liniero eléctrico aquí, en la UEB Jiguaní?

-Ese es un dato muy curioso, porque yo vengo de una familia netamente eléctrica. Mi abuelo trabajó en la Compañía Cubana de Electricidad, junto con cinco hermanos. Luego, mi mamá y sus dos hermanos -es decir, mis dos tíos- también trabajaron en aquella empresa; y posteriormente, en la Empresa Eléctrica. Mi tío mayor fue lector-cobrador en Jiguaní hasta el año 1973, cuando se jubiló. El otro, Ramón Crespo Ladrón de Guevara, fue liniero eléctrico hasta que se jubiló, y fue mi tutor.

“Trabajamos juntos alrededor de diez años. Con él aprendí mucho del sector. Además de mi tío, debo mencionar a otros compañeros que fueron importantes en mi trayectoria, pues me brindaron experiencia, consejos y conocimientos. Entre ellos, Víctor Leiva Álvarez, que era jefe de brigada aquí en el municipio; Edmundo Mora Hernández, operario de la guardia; Miguel Lorente González, jefe de brigada de trabajo en Caliente, Bayamo; y Oscar Salgado, con quien también hice el curso de jefe de brigada, aunque él ya llevaba bastantes años como liniero energizado.

“Desde pequeño siempre me gustó este trabajo. De hecho, tuve una sede de la Empresa Eléctrica en mi casa hasta el año 1990. No sé si usted sabrá que antes existían los linieros encargados, y como no había local, mi abuelo destinó una habitación de la vivienda que le asignaron para que funcionara como oficina”.

Israel de Jesús, empezó a escuchar de averías eléctricas e interrupciones, de contadores, de líneas reventadas, de postes eléctricos desde muy corta edad, su vocación se fue cultivando al compás de su imaginación infantil. Aquel niño que jugaba entre contadores y escuchaba las historias de su abuelo no sabía aún que, años después, no solo repetiría esa historia, sino que la haría suya.

¿Cuál fue la trayectoria profesional que, iniciándose en 1986 tras realizar el servicio militar activo, incluyó formarse como liniero eléctrico y culminó con el ascenso a jefe de Brigada de Trabajo en líneas energizadas?

-Después de pasar el servicio militar, salió una convocatoria para un curso de liniero, y me incorporé en abril de 1986. Pasé el curso de Liniero C en Construcción y Mantenimiento, después el de Liniero B y luego el de Liniero A Convencional.

“Obtuve la evaluación de Operario A de Alumbrado Público y de Operario A de la Guardia. Mientras trabajaba en alumbrado público, pasé el curso de Liniero O Energizado. Posteriormente, por decisión de la Dirección Técnica -que decidió crear una brigada de trabajo en caliente en Jiguaní-, me enviaron a realizar el curso de jefe de Brigada de Trabajo en Caliente en la Escuela Nacional de Capacitación en La Habana. Al regresar, se formó la brigada en el municipio, que es la plaza que ocupo actualmente.”

Israel de Jesús, es de esos linieros eléctricos que son inspiración para las personas que lo conocen, en una lección de vida y principios. Así lo ha demostrado durante 20 años como integrante del contingente Desembarco del Granma.

Al regresar de su participación en la Misión Energética de Cuba en Venezuela, el director general de la Empresa Eléctrica de Granma, Geider Mompié Rodríguez, junto al director de la UEB, Jesús Darío Bárzaga Pérez, decidieron encomendarle la responsabilidad de guiar a los contingentes de Matanzas y Villa Clara en la recuperación del servicio eléctrico de Jiguaní, reconociendo su conocimiento geográfico y experiencia.

¿Qué significado personal y profesional tiene para usted que sus superiores depositen esa confianza en su capacidad, especialmente tras su labor internacional?

– Creo que eso se gana con disciplina, esfuerzo y sacrificio. Porque para mí, ser trabajador de la Empresa Eléctrica de Granma lo es todo.

El amor de Rosales Crespo es incondicional, cada palabra refleja su capacidad de amar, de sentir, de entregarlo todo, sin esperar nada a cambio.

De momento su voz se detuvo, una pausa en la conversación cobró vida, sus ojos se enternecieron buscando pronunciar con ellos el agradecimiento más genuino, sin que las palabras brotaran.

Con voz entrecortada, un reflejo de la sensibilidad y humildad que habita a este hombre fuerte de carácter, expresó: “Si volviera a nacer, elegiría ser liniero eléctrico.

“Es verdad que este es un trabajo de sacrificio, riesgos y compromisos, y todos los logros que he alcanzado los debo a la familia que tengo, que es muy importante”.

¿Sus éxitos son también los de su familia?

-Sí, totalmente. Principalmente de mi esposa, que lleva 27 años a mi lado, incondicionalmente, apoyándome en todo.

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