
Quizá como nunca antes, el inicio de la zafra azucarera 2023-2024 concita hoy la atención generalizada en la provincia de Granma.
No resultan infundadas las expectativas de la población, enfrentada al reducido volumen de azúcar en las bodegas, durante los últimos meses, como parte de la canasta familiar normada.
Ello se debe a que la rama agroindustrial del territorio quedó en 10 mil toneladas por debajo del plan de la campaña anterior y fue necesario trasladar desde otras provincias las cuantías disponibles de crudo.
El desabastecimiento del edulcorante también lo sufrió la economía, industria alimentaria, la prestación de los servicios comerciales, gastronómicos y el denominado consumo social, llámese instituciones educacionales, de Salud Pública, el Deporte y otros.
De ahí la trascendencia de la arrancada de la cosecha agrícola y de las fábricas, en las primeras semanas de diciembre, en las que intervendrán ocho municipios y cinco empresas agroindustriales, encabezadas por el Enidio Díaz, de Campechuela, y Arquímides Colina, de Bayamo.
Sobre los hombros de los trabajadores de estas entidades recae el peso de la tarea de hacer zafra a puro corazón, esfuerzo que exige de la contribución de actores económicos, autoridades gubernamentales, políticas y de masas.
Está definido, y es la máxima, que tendremos lo que seamos capaces de producir con los recursos y fuerzas disponibles para sobreponernos a las carencias y limitaciones de insumos, en particular, de combustibles y lubricantes, que vienen afectando la actividad agrocañera.
En reciente análisis del Consejo Provincial de Gobierno del Poder Popular, efectuado, en Bayamo, se evidenciaron las potencialidades y compromisos para la recuperación del sector cañero-azucarero y los aseguramientos en el desarrollo de la inminente campaña, con participación e integración intersectorial que garantizarán las más de 25 mil toneladas de azúcar y siete mil de meladuras, estas últimas destinadas a la elaboración de derivados de la caña.
También, se valoró la intensidad del trabajo, aprovechamiento de cada jornada laboral y voluntad que ha de primar entre los azucareros, para estar listos en la fecha fijada con acciones de reparación y mantenimiento, caracterizadas por la calidad, no obstante las dificultades materiales, en el empeño de lograr molidas estables y eficientes.
Así, el encuentro se refirió a la complejidad del momento, en lo que es determinante la capacidad organizativa, de movilización y aplicación de alternativas en la cadena productiva desde el corte, alza y tiro de la caña, para que los ingenios no detengan sus máquinas y Granma cumpla.