La bayamesa, canción romántica y también trovadoresca, aunque implique este último calificativo aún numerosas disertaciones y desencuentros, es la primera del cancionero autóctono de la isla, así identificada por músicos, historiadores y poetas, para los que es, amén del paso del tiempo ( más de siglo y medio) un eterno referente cultural.
La pieza musical se dice fue compuesta en la madrugada del 18 de marzo de 1857, por el abogado y poeta bayamés José Fornaris, musicalizada por Carlos Manuel de Céspedes y Francisco del Castillo y Moreno (con supervisión del Maestro Manuel Muñoz Cedeño) e interpretada por el tenor y como el resto de sus coterráneos involucrados, patriota, Carlos Pérez.
La canción conmovió a todo Bayamo desde la noche del 27 de marzo de 1851. En las cálidas noches bayamesas es frecuente ver a grupos de jóvenes y no tan jóvenes en los amplios salones de las casas disertando sobre temas filosóficos, poéticos y otros, luego salen a cantar a sus amigas, novias o esposas.
Es tarde, no hay luna y solo los hachones de vela iluminan las estrechas calles, pocos deambulan ya, pero aquellos cuatro viriles van decididos a entrar en la Historia. La guitarra irrumpe, tras la murmuración de que Pancho irá a todas por recuperar a María de la Luz, hay oídos listos detrás de puertas y ventanas para no perderse el acontecimiento.
Rehacer el matrimonio es lo que más le interesa al bayamés, de quién se ha dicho participó en la guerra por la independencia, y un documento encontrado por el Historiador de la Ciudad de Bayamo, Máster Ludín Bernardo Fonseca García, corrobora que ya estaba fallecido el 10 de octubre de 1868, pues su suegra, en documento notarial escrito por esos años donde: deja a una de sus nietas, hija de María de la Luz, viuda Francisco Del Castillo, una esclava para compañía, letras esclarecedoras de la ubicación de uno de los protagonistas de uno de los sucesos más estremecedores del mundo artístico sobre el que se erige la nación cubana.
Dicen que salió a los primeros versos, ella lo estaba esperando, a la belleza, no la del pelo y tez trigueña, no a la de la esbeltez y elegancia, sino a la belleza contenida en la mirada, en lo profundo de los sentimientos, independentistas como los de su esposo, a esos, era él incapaz de renunciar y ella imposible de negarse.
El lienzo o la hoja en blanco han recibido las descargas creativas de artistas inspirados en esta composición a través de la historia. Bayameses, cubanos, fotógrafos, realizadores audiovisuales, tienen en este acontecimiento trigo para amasar sus panes.
Cada año compositores musicales, poetas, intérpretes, arreglistas dedican el espacio Canción para una ventana, motivados por el nuevo aniversario de La Bayamesa. En 2020 se aplaza, porque no creo que quede trunco, cuando el coronavirus pase, habrá jornada de la cultura y volverán a escucharse: no recuerdas gentil bayamesa, que tú fuiste mi sol refulgente….