Los exámenes para optar por el ingreso a las universidades se acercan, amigos de alegrías o tristezas. Muchos estudiantes ya tienen listos los lápices o portaminas, las gomas y otros objetos, y cada día se sumergen en los libros, con el deseo de aprender todo antes de los tres retos.
Muchos tiemblan de solo pensar en esos momentos con hojas blancas y más de un profesor en el aula, cual guardianes para impedir movimientos y murmullos “peligrosos”.
Con la presión de jugarse parte del futuro profesional, miles de jóvenes de todo el país deben lidiar con problemas y cálculos matemáticos, el próximo 3 de mayo; con gramática y redacción, el día ocho; y con fechas, y análisis históricos, el 11.
Varios fingen ecuanimidad, pero hacen catarsis a escondidas y otros permanecen tranquilos, seguros de sus conocimientos. Luego, vendrán jornadas de espera y más tensión hasta que aparezca el listado revelador de las carreras obtenidas.
Hoy también pienso en quienes se preparan para exámenes estatales y defensas de documentos científicos. Imagino el ajetreo, el insomnio de unos y hasta los instantes de pasmo, que suelen extenderse a los familiares.
Visualizo otra vez a amigos durante aquellos días frente a un tribunal. Algunos derramaron lágrimas, tomaron calmantes y no pudieron evitar el sudor en las manos.
Cuando es un familiar u otra persona querida la protagonista, los demás en la sala también sentimos inquietud, cada palabra nos parece la página de un libro inconcluso, y acentuamos con la cabeza, cruzamos los dedos o sonreímos seguros del triunfo.
Las defensas de tesis significan también una especie de despedida de la Universidad, y presentación para la etapa profesional. Una puerta se cierra, aunque no de forma completa, y otra se abre, llena de sueños, desafíos y deseos de superación.
La tensión ronda escuelas y hogares. Para los alumnos de duodécimo grado, atrás quedarán cerca de 12 años entre tareas extraclases, seminarios, desvelos… En parte, los logros o llantos finales serán consecuencias de la manera en que se recorrió el camino , pues tanto contenido no se aprende en una o dos jornadas.
Es preciso mantener la calma y concentrarse, en ocasiones, uno se presiona demasiado por la importancia del suceso o se deja vencer por preocupaciones personales, incluidos desamores, tan frecuentes en la adolescencia, y con eso reduce las posibilidades de hacerlo bien.
Profesores, padres, secretarios docentes…, deben constituir integrantes importante del equipo, sin presiones excesivas y con ambientes de confianza. Cada quien debe comprender que lo más significativo es esforzarse al máximo. Ojalá predominen las sonrisas a lo largo de toda Cuba.