A pesar de ciertas limitaciones, Granma ha logrado imprimirle adecuado ritmo a su hoy estratégica inversión dentro del sector de la Industria Alimenticia: la recuperación del centro del alevinaje Acuipaso, en el municipio montañoso de Bartolomé Masó.

Al hablar de esta obra, Roger Fernández Bodaño, coordinador en la provincia de las entidades integradas al sector, destaca que el territorio efectivamente ha apostado al desarrollo de la acuicultura, por ser la actividad a la que puede asegurársele futuro, si la pesca de plataforma está deprimida por poca presencia de las especies en las islas del Caribe.

Justifican la inversión, además, el hecho de que en los más recientes años, la provincia solo ha contabilizado entre mil 800 y dos mil toneladas de pescado de agua dulce, por limitaciones de la base genética, ya que el referido centro masoense, con tres décadas de explotación, ha trabajado últimamente en condiciones de supervivencia, con desaprovechamiento del agua por estanques deteriorados, y con mal estado de los viales.

La inversión para recuperar esa estructura, ronda los 2,2 millones de pesos, inició el pasado año y se extenderá hasta el venidero, pero una vez terminada asegurará la semilla necesaria, a partir básicamente de reproductores de claria y tilapia, para sembrar varios espejos de agua del territorio.

Las labores se dirigen a recuperar un número importante de estanques, ya 11 prácticamente con valor de uso, algunos de los cuales se prevé dedicar algunos al desarrollo de la langosta de agua dulce, en lo cual la demarcación tiene cierta experiencia.

De las 10 fincas a sembrar, una ya se ha completado y el 2020 puede cerrar con dos, de acuerdo con los planes, en un programa de producción de este alimento en el cual se involucrarán, como novedosa experiencia de convenio, productores privados.

Por el desarrollo de acuicultura, Granma pone en práctica otras soluciones, como el intercalamiento de tilapia en estanques de camarón de cultivo, y la ampliación de la conocida Cascada, estanques para cultivo de esa especie en la zona rural bayamesa de Barrancas.  El próximo año, otros estanques se sumarán a tales fines, concebidos con membrana, una tecnología de punta (no se necesita hormigón), extendida en el mundo, y que garantiza durabilidad entre 20 y 25 años.