Pormenores, circunstancias y consecuencias de los acontecimientos vinculados al 26 de Julio de 1953 fueron analizados  en Bayamo por un panel integrado por los prestigiosos historiadores locales Carlos Rodríguez Lora, Aldo Daniel Naranjo Tamayo, Damiana Pérez Figueredo y Sonia Tornés Mendoza.

En el patio de la sala museo Los Asaltantes, los estudiosos realzaron el papel de la Ciudad Monumento en la gesta que llevó a un grupo de jóvenes, encabezados por Fidel Castro, a atacar los cuarteles Moncada (en Santiago de Cuba) y Carlos Manuel de Céspedes (Bayamo).

Ante el auditorio, encabezado por Wilber Jerez Milanés, miembro del Consejo de Defensa provincial, los panelistas concluyeron que esa fecha de hace 67 años cambió para siempre la historia nacional.

Carlos Rodríguez Lora se refirió a la situación internacional de la década del 50 del siglo pasado, en el que dos potencias hegemónicas (Estados Unidos y la Unión Soviética) se disputaron la supremacia mundial.

En América Latina eran frecuentes los golpes de Estado y la imposición de dictaduras, un panorama que influyó en el contexto nacional, reflexionó el intelectual.

Por su parte, Naranjo Tamayo reflexionó sobre varios de los pasajes del asalto al cuartel de Bayamo, se refirió al valor sus protagonistas, a la arriesgada colaboración de varias familias bayamesas, a los 10 jóvenes masacrados por la tiranía después de la acción y cómo los sucesos sacudieron la conciencia colectiva en la ciudad y el país.

“No es lo mismo decir que uno va a la guerra a concretar el hecho de jugarse la vida como hicieron aquellos valerosos hombres”, enfatizó Naranjo Tamayo, presidente de la Unión de Historiadores de Cuba (Unhic) en Granma.

También dijo que Bayamo atesora dos momumentos nacionales que se deben cuidar eternamente: el Parque Museo Ñico López (antiguo cuartel Céspedes) y la sala museo Los Asaltantes (otrora hospedaje Gran Casino, donde se alojaron los insurgentes).

El cierre del panel estuvo a cargo de Damiana Pérez Figueredo y Sonia Tornés Mendoza, quienes hablaron de los acontecimientos posteriores al 26 de Julio de 1953, sobre todo de la publicación de La historia me absolverá, alegato de defensa de Fidel Castro, que se convirtió en un documento programático de las nuevas generaciones, en el cual denunciaba los inmensos males de Cuba y sentenciaba que la única manera de erradicarlos era una Revolución verdadera.

Al panel asistieron historiadores, estudiantes, dirigentes y el combatiente del Ejército Rebelde Rafael Corrales Urquiza, quien en 1953 era un adolescente y conoció a  Antonio Ñico López y otro grupo de asaltantes que lograron escapar con vida del cerco de la tiranía batistiana gracias a la ayuda de muchos bayameses.